3 de septiembre de 2016

Campaña verde antes y ahora

(Diálogo entre una cliente “baby boomer”
y una cajera de la generación milenaria)

—Tiene que traer su propia funda de tela, señora, ya que ya no se proveerán las plásticas por el daño que le hacen al ambiente. 
—Disculpa, olvidé traerla. Es que no teníamos esta “campaña verde” en nuestra época.
—Claro, es por culpa de su generación que hoy tenemos este problema.  A ustedes nunca  les importó conservar el ambiente,  jamás pensaron en las generaciones futuras.
—Tienes toda la razón, muchacha. Nuestra generación no tuvo esa preocupación. Es que entonces, devolvíamos las botellas de leche, las de refrescos y cervezas. La tienda las enviaba a la planta para ser lavadas y esterilizadas para ser llenadas de nuevo. Así usábamos  las mismas botellas una y otra vez. Realmente eran recicladas. Pero no, no teníamos una campaña verde en nuestros días.
Las tiendas empacaban nuestra compra en bolsas de papel que se reutilizaban para cantidad de cosas; una de las más populares, forrar los libros escolares. Así nos asegurábamos que no dañaríamos los libros que usarían otros grupos después. Podíamos hasta personalizar los forros, pero que pena que no teníamos esta “campaña verde”.
Usábamos las escaleras pues no teníamos eléctricas en los edificios. Caminábamos hasta la tienda pues no necesitábamos una maquina con 300 caballos de fuerza para recorrer dos bloques. Pero tienes toda la razón, no teníamos “campaña verde”.
Lavábamos los pañales de los bebés pues no teníamos desechables. Secábamos la ropa en un cordel y no en máquinas que queman 220 voltios. El viento y el sol eran suficientes en nuestra época. Los niños heredaban  ropa de los hermanos y primos, no siempre estrenaban.  Pero sí, chica, estás en lo correcto, no teníamos “campaña verde”.
Teníamos un televisor o un radio, en la casa, no uno en cada habitación. Y la pantalla era del tamaño de un pañuelo no de un estadio de fútbol. Y en la cocina batíamos y majábamos a mano los alimentos, no necesitábamos que un aparato eléctrico lo hiciera por nosotros. Cuando enviábamos un artículo frágil por correo usábamos periódicos viejos no plásticos con burbujas. No necesitábamos gasolina para cortar el pasto, podíamos empujar una cortadora de grama. Nos ejercitábamos trabajando, no necesitábamos gimnasios ni sus máquinas eléctricas para sudar. Pero cierto, no teníamos “campaña verde”.
Tomábamos de la fuente cuando teníamos sed en lugar de usar vasos y botellas plásticas cada vez que necesitábamos un trago de agua. Llenábamos de tinta las plumas  en lugar de comprar bolígrafos y reemplazábamos la navaja de la rasuradora en lugar de botarla completa cada vez que se embotaba la navaja. Pero no teníamos esa “campaña verde” entonces.
Tomábamos la guagua o íbamos en bicicleta a la escuela. No convertíamos  a nuestras madres en chóferes de taxi de 24 horas en la van que cuesta hoy lo que costaba una casa en los tiempos en que no teníamos “campaña verde”. Había un solo enchufe en cada cuarto y no un banco completo para dar corriente a una docena de aparatos. No necesitábamos una caja computadorizada para recibir señales de satélites a veintitrés mil millas en el espacio para encontrar la pizzería más cercana.
 Es una verdadera pena que las generaciones de hoy se lamenten de cuán botarates fuimos los viejos solo porque no hicimos una “campaña verde” para proteger el ambiente. Mira, chica atolondrada, piénsalo mejor antes de recriminar y pedir cuentas a los de mi generación, sobre todo si ni siquiera puedes darme el cambio correcto sin que esa caja registradora te diga cuánto es.

 (autor desconocido)

2 comentarios:

Ivonne Acosta Lespier dijo...

¡Fabulosa, certera y con humor tu entrada!! Como dicen vulgarmente, "te la comiste" con tu diálogo que me imagino tiene algo de verdad. Un fuerte abrazo.

Siluz dijo...

Gracias, Ivonne. Aunque adapté y traduje el diálogo, es algo que vi en inglés en internet (desconozco su autor) y me pareció tan bueno, que pensé que había que compartirlo.
Siempre le echamos la culpa a las generaciones pasadas por lo mal que anda el mundo. También lo harán nuestros nietos a nuestros hijos. Y aunque tengan parte de razón, veamos también que no fue todo malo...
Yo me alegro de haber vivido lo mejor de esa generación baby-boomer y estar disfrutando de esta era tecnológica. Recuerdo las computadoras enormes (tomaban una pared entonces)pues mi mamá trabajaba en la sección de nóminas IBM del Departamento de Educación. Me encantaba ir algunos días con ella al trabajo y admiraba una tarjetas con perforaciones que salían de ellas.
Y así también recuerdo cuando dejábamos las botellas de leche afuera de la casa con un menudito para que el lechero las recogiera y dejara las nuevas. Nada era desechable, todo se reusaba. Mucha ropa heredé de mi hermana mayor aunque luego fue al revés porque crecí más que ella. Y los televisores en blanco y negro que solo llegaban al canal 13. Entonces sobraban los números pues los canales eran tan pocos.
Gracias por comentar, amiga. Nacimos el siglo pasado, eso nos da la ventaja de haber vivido lo mejor (y también lo peor) de dos épocas. :-)