No es
frecuente ver un planeta eclipsando al Sol. De hecho, solo podríamos ver a los
planetas interiores, Mercurio y Venus, pues son los únicos que pueden cruzarse
entre nuestra Tierra y el Sol. Tal vez…
quien sabe... en un futuro, alguien desde Marte pueda ver a la Tierra atravesando
nuestra estrella, pero todavía tendremos que esperar para que eso ocurra. Podríamos
pensar que es algo común y que pasa cada vez que un planeta transita frente al
sol, pero debido a la inclinación de sus órbitas con relación a la de nuestro
planeta, no es así. En el caso de Mercurio
es un poco más frecuente (13 o 14 por siglo) pero el tránsito de Venus
es más inusual. Solo ocurre, en dos
etapas separadas por ocho años entre sí, cada 120 años aproximadamente. En este
siglo ocurrieron el 8 de junio de 2004 y el 5-6 de junio de 2012, y los
siguientes sucederán en 2117 y 2125.
Tal como
ocurre en un eclipse solar, causado por la Luna, Venus pasa directamente entre
el sol y la Tierra. La distancia y el
tamaño aparente de Venus frente a sol, hace que solo pueda verse como un
pequeño punto negro desde distintas regiones y a diferentes horas. Tardará unas seis horas en atravesar todo el
disco solar.
El tránsito
de Venus fue visible desde el hemisferio diurno terrestre comenzando a las seis
de la noche, hora de Puerto Rico. El acontecimiento pudo ser observado durante
toda su duración desde Hawai y Alaska así como desde el este de Australia,
Nueva Zelanda, el Pacífico occidental, el este de Asia y las altas latitudes
septentrionales. El principio del tránsito pudo ser visto antes del anochecer
en Norteamérica, Centroamérica y gran parte de Sudamérica y el final al
amanecer del miércoles en gran parte de Europa y África.
Todo el
espectáculo fue visible en nuestras pantallas, desde los telescopios ubicados para este fin, gracias
al Internet, en toda su impresionante belleza.
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