28 de febrero de 2012

A cuarenta años de Marysol

“Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver…”
Rubén Darío


El empresario se roba unos minutos para tomar café.  Es un día de mucho trabajo, visitantes importantes, reuniones de accionistas, decisiones inaplazables.  Aprovecha el momento para hojear los titulares del diario.  Le llama la atención un artículo: “A cuarenta años de Marysol”. Un título que le hace recordar sucesos, hace tiempo escondidos, en su memoria. Un título que lo acompaña a lo largo del día y lo persigue a casa.


—Abuelo, desde que llegaste de la oficina, estás como en el limbo.
—No pasa nada… preocupaciones del trabajo…
—Necesito tu ayuda con la tarea de la escuela.
—Claro, vamos.  Solo estoy un poco distraído….


“A cuarenta años de Marysol”. Cuarenta años. Es increíble cómo transcurre el  tiempo.  Entonces solo tenía dieciséis.  Fueron días en los cuales nos prohibían salir a la calle pues “merodeaban los hippies”. Los mirábamos con cierta envidia, jóvenes barbudos de pelo largo, rodeados de lindas chicas, bañándose desnudos en el Ojo de Agua.  Nos parecían divertidos, felices y despreocupados, no con las caras largas de los que al mirar, criticaban.  Nuestras madres nos pedían quedar dentro de las casas, mantener las puertas cerradas, no acercarnos a esos “hippies vagabundos” y menos a la playa “Los Tubos” donde pernoctaban.  Y por supuesto, todos desobedecimos.

—Abuelo…
—Sí. Sí, ya voy…

Antes de dormir, va a la computadora.  Busca por la red. En Facebook descubre la página de un grupo, “Marysol, el Woodstock boricua”.  Lee los comentarios y las anécdotas, mira las fotos… ¿Y si…? 

Carola:
Llegué a la costa norte de la isla, donde ya unas doscientas personas habían establecido sus tiendas de campaña, entre septiembre y octubre de 1971.  No conocía a nadie, pero tras mi huida de una institución juvenil en Nueva York, no podía echarme atrás. No fue difícil encontrar amigos de todas las edades; había jóvenes solos pero también familias enteras. Cuando el festival se pospuso, mucha gente acampó en  la playa vegabajeña con la esperanza de que fuera cuestión de días. Pero una vez se canceló, casi todos volvieron a sus hogares. Un grupo de un pueblo cercano me ofreció que me quedara con ellos y así lo hice.  En abril del próximo año, todos regresamos a Marysol.  Allí, entre la arena, el mar y sol, efectos sicodélicos, LSD y la música de Billy Joel y Alice Cooper conocí a Luis.  Allí también lo perdí.
Me gusta · Comentar · hace cuatro horas cerca de  Chicago, IL

¿Carola? ¿Se llamaría Carola?  No puede ser ella… Luis es un nombre bastante común.  Entre las  cincuenta mil personas congregadas, de tantas partes del mundo, debe haber habido miles de Luises.  Sin embargo, esa historia es similar a la de aquella chica delgadita, que nunca dijo su nombre e insistía la llamáramos Twiggy.  Y de quién no tuve tiempo de despedirme.

Según lee la información de la página, revive.

Creo que era Semana Santa.  Sí, sí, lo era, pues debido a la solemnidad de la fecha, la apertura del Festival estuvo en peligro.  A pesar de que no se había dado la autorización oficial, la playa estaba llena de gente.  Y también sin autorización, todos los chicos de los alrededores nos íbamos a curiosear por el área.  Jugábamos a ser guías turísticas frente a aquellos seres tan raros que, contrario a lo que se decía de ellos, se interesaban en  la costa arenosa, la laguna, el mar, los arrecifes de coral y las algas marinas características de la zona.  Mucha curiosidad les causaba el nombre del sector y les explicábamos la razón: al construir la carretera hubo que ubicar una gran cantidad de tubos para no interrumpir el desagüe natural entre la Laguna Tortuguero y el mar. Se fijaban entonces en la hermosura de la Laguna, la única natural de agua dulce en la isla, la cual se veía al otro lado de la carretera y a la que el mar le robaba siempre protagonismo.

Son recuerdos muy guardados, obligados a estar ocultos bajo la máscara de adulto intachable que hoy lleva.  Recuerdos, ahora rebeldes e imposibles de controlar.  Sigue navegando.  Encuentra un blog que ofrece un recuento. Lee…

Miércoles 29 de marzo
Aún no se sabe si se celebrará el Festival pero ya la gente  abarrota la playa. Unos a otros se ayudan a levantar las casetas.  Cuando se da la noticia de que los tribunales han prohibido el Festival por alegados hallazgos de marihuana y LSD, nadie se marcha.
Ese mismo día, además, aparece ahogado un muchacho de Nueva Jersey.  El pueblo se opone a los visitantes por temor a posibles muertes, robos, drogas, actos violentos. Sin embargo, el Gobernador Ferré, de vacaciones fuera de la isla, da el permiso.  Era Jueves Santo.

Ese día, como todos, entré con mis amigos por la playa. Nuestra playa. Nunca cruzamos el portón principal ni pagamos admisión. Éramos residentes, ¡que paguen los extranjeros!
La apertura estuvo a cargo de una banda local, Rubber Band.  No era nuestra preferida, pero la euforia por estar allí nos contagiaba. Frente a la tarima, acomodados en un sofá delante de una guagua VW, reconocí a un grupo de jóvenes que ya había visto por el pueblo.  Entre ellos, ella, quemadita del sol, al igual que todos. La saludé, como si la conociera de antes.  Ella debe haber pensado lo mismo, pues me dio un beso. Le ofrecí una cerveza, aceptó en seguida.
Horas después, azotó la lluvia.  Billy Joel, con absoluto dominio del espectáculo, logró que a nadie le importara. Y de allí no nos fuimos, ni esa noche, ni las dos siguientes.  Tres días sin clases, sin padres, sin permisos ni reclamos, con libertad de comer, beber y fumar lo que se nos antojara. Ya ofreceríamos disculpas a la hora de los regaños. Y nadie nos quitaría lo bailado.

Domingo 2 de abril de 1972
Día cumbre con Alice Cooper y ELP.  Como cierre, tres muertos: dos jóvenes ahogados y otro asesinado en medio de una pelea. Corre el rumor de que estaría John Lennon, pero solo pasan una grabación explicando su ausencia. 

Yo tenía dieciséis años, ella solo catorce.  Sin embargo, despertó en mí el placer de amar y ser amado, sin miedos ni ataduras.  Hacíamos lo que queríamos, cuando queríamos, porque queríamos.  Sin ofender a nadie, sin faltarle a nadie.  Paz y amor no eran palabras huecas. La última noche debo haber tomado de más pues me quedé dormido.  Al despertar, no estaba. La mayoría de las tiendas de campaña, tampoco.  La busqué entre las familias que aún quedaban, entre los que se iban, en el aeropuerto. Entonces me di cuenta que conocía su cuerpo pero no su nombre, sus gustos pero no sus datos, su voz pero no su pensar, su hola pero no su adiós.

Martes 4 de abril de 1972
Los visitantes llenan el aeropuerto. Gran parte de ellos no tienen boletos ni dinero para comprarlos. Otros, con boletos en mano, se enteran que los vuelos fueron sobrevendidos y están todos llenos.  No hay más remedio ¡a acampar allí mismo! Muchos de los asistentes locales, les llevan comida, vino, cervezas y hasta la banda Elephant’s Memory es contratada para ayudarlos a pasar las horas. La Cruz Roja también los atiende, en especial, casos de insolación severa y deshidratación. Toma varios días hasta que, por fin, la línea Pan American puede transportarlos a sus destinos.

Nunca supe si estaba allí. No la encontré. 

Luis:
Carola
No sé si eres Twiggy.  Por si no lo eres, te envío este mensaje al muro y no en privado. Quizás así, Twiggy lo lee, como leí yo el tuyo.
Me gustaría verte, saber que estas bien y eres feliz, oírte decir que cumpliste tus sueños. Comunícate, por favor, no te imaginas cuánto me gustaría verte.
Yo estoy bien, no cumplí mis sueños pero supongo que sí los de mis padres. Vivo bien; soy, según dicen, un hombre de negocios exitoso. Es cierto, he tenido logros importantes, sin embargo, me faltaron aventuras, emociones, riesgos, locuras.  Ésas solo las viví contigo. ¿Me llamarás? Se nos hace tarde.
Paz y amor, flaquita. Te espero.
Me gusta · Comentar · hace pocos segundos cerca de Vega Baja, PR

Si es ella, si sigue siendo ella, contestará. Aunque solo sea para darme el beso de despedida que entonces no me dio. Me lo debe…


Siluz
enero 2012

Referencia - datos y fotos:

3 comentarios:

Anónimo dijo...

yeah se me pararon los pelos
soy muy joven y no lo vivi pero he hablado con mucha gente que si

me gustaria saber sobre las bandas de Puerto Rico que tocaron

tengo el disco es genial lo mejor es BB King

tambien me gustaria saber sobre las condiciones del mar esos dias

Rocío dijo...

leyendote ...

Hilda Vélez Rodríguez dijo...

Un viaje al pasado, sin LSD, solo con nostalgia.