no se ven, están bajo tierra
moviéndose, rompiendo seres,
moviéndose, rompiendo seres,
o bien descansan, extendidos,
transformándose, silenciosos”.
Pablo Neruda
Se dirigieron a la mina, como todos los días. Ninguno habría podido adivinar que sus anónimas existencias pasarían a ser noticia. Que, gracias a la extensa red de comunicaciones y la tecnología, recibirían atención mundial. Que artistas admirados, personalidades de todas las disciplinas, líderes religiosos, sindicales, políticos y presidentes de distintas naciones, estarían orando por ellos. Que todos los habitantes de este planeta estarían pendientes al rescate de treinta y tres seres que la tierra pretendía tragarse.
Sí, era un día cualquiera en un despoblado desierto de una región casi desconocida del continente suramericano. Hasta ese momento de la explosión y el derrumbe. La vida les preparaba, a ellos, una sorpresa y a nosotros nos devolvería la fe en los milagros.
Pero… ¿y qué hay de los mineros que no estaban allí en ese momento? ¿Qué pasará con los que quedaron sin empleo? ¿Qué pasa con los que lo tienen y aguantan todo tipo de vejaciones? ¿Qué pasa con los niños que pierden su infancia trabajando bajo la tierra? ¿Qué pasa con los que, por un mísero sueldo, laboran jornadas de doce horas? ¿Qué de los que se ven obligados a arriesgar salud y vida para que otros gocen de placeres y lujos? ¿Qué de la contaminación al aire, al agua, al suelo?
Una mina es el conjunto de labores necesarias para explotar un yacimiento. Reciben también el nombre de explotaciones mineras o simplemente explotaciones. Nadie menciona la explotación laboral, la explotación del minero, la explotación de un ser humano por obtener bienes que enriquecerán a otro.
He seguido cada uno de los rescates en la mina de San José. Me he emocionado con cada parto de la tierra, con cada abrazo al ser que los espera afuera, con cada lágrima. ¡Tenemos sed de buenas noticias! Que la solidaridad, el trabajo de equipo, la organización y esfuerzo, la empatía, no se queden en el espectáculo televisivo. Que esos gobiernos que hoy, dando gracias a Dios, reciben a esos treinta y tres mineros se acuerden que son muchos los que ellos sepultan en vida, al patrocinar y colaborar con explotaciones mineras como éstas. Solo así podremos cantar, con el pueblo de Chile:
Que o la tumba serás de los libres,
o el asilo contra la opresión”.
Elsia Cruz Torruellas
El siguiente vídeo, aunque se refiere a Argentina, es aplicable a todos los rincones de este hogar nuestro que llamamos Tierra.
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