Me acuerdo de ti, Miguel Hernández

“Miguel: me acuerdo de ti “

“mi corazón no puede con la carga”.

“¡Tanto fue! ¡Tanto fuiste y ya no eres!

Sí, me acuerdo de ti,

que llegaste con tus tres heridas:

“la de la vida, la de la muerte, la del amor”

¿Y cómo no acordarme si

“muere un poeta y la creación se siente

herida y moribunda en las entrañas?

Tú lo sentiste cuando se fue Lorca,

sin saber que ahora por ti

“oigo pueblos de ayes y valles de lamentos”.

“lutos tras otros lutos y otros lutos,

llantos tras otros llantos y otros llantos”.

Si al acordarme de ti, Miguel,

“yo quiero ser llorando el hortelano

de la tierra que ocupas y estercolas,

compañero del alma tan temprano”

Te fuiste temprano, demasiado,

cual “ruiseñor de las desdichas”,

Te fuiste como “triste instrumento del camino”

Muy "temprano levantó la muerte el vuelo”

dejándonos sumergidos en tu ausencia.
“No perdono a la muerte enamorada,

no perdono a la vida desatenta,

no perdono a la tierra ni a la nada.”

Más bien,

“Quiero mirar la tierra hasta encontrarte

y besarte la noble calavera

y desamordazarte y regresarte. “

Pues nunca fuiste de “los de enfrente,

los que entienden la vida por un botín sangriento”

Sino luchador con todas tus “brechas,
cicatrices y heridas, señales y recuerdos del hambre”.

Hoy te recuerdo, en el centenario de tu nacimiento,

“el dolor y su manto

vienen una vez más a nuestro encuentro”.

“por hacer a tu muerte compañía”.

“¡Qué sencilla es la muerte: qué sencilla,
pero qué injustamente arrebatada!

No sabe andar despacio, y acuchilla

cuando menos se espera su turbia cuchillada.

Tú, el más firme edificio, destruido,

tú, el gavilán más alto, desplomado,

tú, el más grande rugido,

callado, y más callado, y más callado”.

Homenaje a Miguel Hernández

en el centenario de su natalicio,

compuesto con fragmentos de sus poemas.

Con admiración y respeto,

Siluz