—Buenos días, señores. Les traigo su desayuno.
¡Qué raro! El cuarto está vacío y la cama sin deshacer. Aquí no durmió nadie anoche, es obvio. ¿Habrán salido? De él no me extraña pero ¿ella también? Lo dudo. Ah, ya sé, quizás está en la biblioteca. ¿Se quedaría dormida leyendo otra vez?
Sí, ahí está. Siempre esperando...esperando. ¿No se da cuenta de lo que todos saben, lo que comentan por lo bajo? Ese hombre nunca podrá satisfacerla. No sé por qué se casó con ella. Tal vez para ocultar sus preferencias. Quizás siente vergüenza de aceptarse cómo es. Supongo quiso callar las habladurías, sin saber que ahora es cuando más hablan. Si salen juntos, veo cómo todos los miran y murmuran. Un tape, dicen. La única en no notarlo es ella, tan orgullosa de andar de su brazo.
Pobre, tan joven, tan linda. Tan mujer. Ella sí lo ama. Aunque también él la quiere… a su manera. Jamás como ella se merece. Debe ser muy triste estar enamorada de alguien que no puede hacer feliz a una, ni tampoco señora. Porque estoy segura que jamás la ha tocado.
Y no es que el señor sea malo. Es amable, respetuoso, demasiado, diría yo. Cada vez que sale de compras, le trae obsequios, telas, adornos para el pelo, prendas. Tiene muy buen gusto. Ella enseguida los usa, viste la ropa que le regala, se peina como a él le agrada; él la halaga, la admira. Ríen, pasean, cenan, juegan, leen, conversan… pero nada más. Llegado el momento de intimidad, busca evadirlo. Cansancio, enfermedad, mal humor, ¡sabe Dios los pretextos que inventa! Cuando no puede más, sale, como anoche, y no llega hasta el otro día.
En esas ocasiones, como esta noche de junio, la niña da vueltas en el lecho sin poder dormir. Las ideas la atormentan, deambula por el hogar, busca refugio en la biblioteca. Trata de leer mas no se puede concentrar, se deja caer en la butaca intentando escapar de los presagios que la persiguen, de pensamientos que no quiere aceptar, de respuestas que no quiere encontrar. Se acaricia en cuerpo y alma, llora su soledad hasta dormirse ardiente y exhausta.
Nadie me lo ha dicho, pero yo lo sé. Por eso temo lo que pueda ocurrir si algún día comprueba lo que tal vez ya sospecha.
—Señora… Señora... ¡No, no puede ser! ¡Señora! ¡Despierte, por favor, mi niña! Señora….señora…
Coronaba su sueño una delicada rama de adelfa.
¡Qué raro! El cuarto está vacío y la cama sin deshacer. Aquí no durmió nadie anoche, es obvio. ¿Habrán salido? De él no me extraña pero ¿ella también? Lo dudo. Ah, ya sé, quizás está en la biblioteca. ¿Se quedaría dormida leyendo otra vez?
Sí, ahí está. Siempre esperando...esperando. ¿No se da cuenta de lo que todos saben, lo que comentan por lo bajo? Ese hombre nunca podrá satisfacerla. No sé por qué se casó con ella. Tal vez para ocultar sus preferencias. Quizás siente vergüenza de aceptarse cómo es. Supongo quiso callar las habladurías, sin saber que ahora es cuando más hablan. Si salen juntos, veo cómo todos los miran y murmuran. Un tape, dicen. La única en no notarlo es ella, tan orgullosa de andar de su brazo.
Pobre, tan joven, tan linda. Tan mujer. Ella sí lo ama. Aunque también él la quiere… a su manera. Jamás como ella se merece. Debe ser muy triste estar enamorada de alguien que no puede hacer feliz a una, ni tampoco señora. Porque estoy segura que jamás la ha tocado.
Y no es que el señor sea malo. Es amable, respetuoso, demasiado, diría yo. Cada vez que sale de compras, le trae obsequios, telas, adornos para el pelo, prendas. Tiene muy buen gusto. Ella enseguida los usa, viste la ropa que le regala, se peina como a él le agrada; él la halaga, la admira. Ríen, pasean, cenan, juegan, leen, conversan… pero nada más. Llegado el momento de intimidad, busca evadirlo. Cansancio, enfermedad, mal humor, ¡sabe Dios los pretextos que inventa! Cuando no puede más, sale, como anoche, y no llega hasta el otro día.
En esas ocasiones, como esta noche de junio, la niña da vueltas en el lecho sin poder dormir. Las ideas la atormentan, deambula por el hogar, busca refugio en la biblioteca. Trata de leer mas no se puede concentrar, se deja caer en la butaca intentando escapar de los presagios que la persiguen, de pensamientos que no quiere aceptar, de respuestas que no quiere encontrar. Se acaricia en cuerpo y alma, llora su soledad hasta dormirse ardiente y exhausta.
Nadie me lo ha dicho, pero yo lo sé. Por eso temo lo que pueda ocurrir si algún día comprueba lo que tal vez ya sospecha.
—Señora… Señora... ¡No, no puede ser! ¡Señora! ¡Despierte, por favor, mi niña! Señora….señora…
Coronaba su sueño una delicada rama de adelfa.
Elsia Luz Cruz Torruellas
(Siluz)
20 de febrero de 2009
Cuento inspirado en el cuadro: "Flaming June" (Sol ardiente de junio), óleo del pintor británico Frederic Leighton (1830-1896). Rescatada del olvido por el empresario puertorriqueño Luis Ferré, se convirtió en la pieza símbolo del Museo de Arte de Ponce en Puerto Rico. Obra que un día no pudo ser subastada por el precio mínimo de $140.00 ha adquirido hoy un valor millonario. En estos momentos está en exhibición en el Museo del Prado de Madrid.
20 de febrero de 2009
Cuento inspirado en el cuadro: "Flaming June" (Sol ardiente de junio), óleo del pintor británico Frederic Leighton (1830-1896). Rescatada del olvido por el empresario puertorriqueño Luis Ferré, se convirtió en la pieza símbolo del Museo de Arte de Ponce en Puerto Rico. Obra que un día no pudo ser subastada por el precio mínimo de $140.00 ha adquirido hoy un valor millonario. En estos momentos está en exhibición en el Museo del Prado de Madrid.
La adelfa (Nerium oleander) es también conocida como laurel de flor, rosa laurel, baladre o trinitaria. No obstante su popularidad, el jugo lechoso de su savia es enormemente venenoso.
11 comentarios:
conoci una mujer una vez.. su nombre era Adelfa.
Pobre mujer. pero algunos podemos vivir cosas similares.
besos
Solo mirando el cuadro...hermoso. Gracias Siluz por esta historia.
Adelante y éxito.
Duro, pero cierto...
Bendición, Besos, nos vemos pronto.
Ya sabes cuanto me gustó, pero quiero decírtelo una vez más.
Excelente cuadro y excelente cuento
Martha
...
si conocemos rosas, jazmines, azucenas, violetas, ¿por qué no adelfas?
Gamar:
De historias propias y ajenas se nutre la literatura.
Prometeo:
Es un cuadro hermoso que se ha hecho nuestro.
Rocío:
Dios te bendiga. No te pierdas, se te extraña.
Martha:
Por eso siempre espero las sugerencias valiosas de los Tallerines, antes de publicarlos aqui.
A todos:
Gracias por dejar su huella. Es lindo saber que me visitan. Un abrazo.
¡Qué historia! Durísima pero excelente.
Buen fin de semana.
Me encanto tu cuento. Excelente!!
Saludos y muchas bendiciones. Un abrazo :)
Fabiana y July:
Gracias por su comentario. ¡Que lindo saber que les gustó!
Feliz semana para las dos. Un abrazo.
hola... tiene gracia, estaba buscando la foto de la pintura para un cuento del mismo titulo que el tuyo y me ha salido tu bog; un placer haberte leído
Me gustará leer tu cuento. Sol ardiente de junio, de visita ahora por tu tierra, es nuestra niña mimada.
Gracias por tu visita, María Ángeles. Conocí a algunos de los integrantes de Iceberg Nocturno en el Congreso de Literatura virtual de noviembre 2007.
Y si mal no vi por ahi, ¿naciste también un 6 de febrero?
Un abrazo.
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