No sé cuál fue el propósito de mi madre al
bautizarme Dayanara. Tuve la malísima
suerte de nacer el 22 de mayo de 1993, un día después que la puertorriqueña
Dayanara Torres ganara el certamen de Miss Universo en la ciudad de
México. Quizás quería que me acompañara
su buena estrella, o que el universo compartiera conmigo parte de la luz que ella irradiaba esa noche, pero fue
la peor idea de su vida... y la mía.
Mientras Dayanara lucía unos ojos celestiales, mis ojos eran pequeños y miopes. Su pelo negro y sedoso en nada semejaba al mío, grueso y sin brillo. Los ganchos en mis dientes, tal vez, podrían darme una sonrisa parecida a la de ella, pero jamás alcanzaría su estatura ni sus medidas perfectas. Más bien, fui siempre regordeta, bajita, tímida y asustadiza. Me odiaba a mí misma, ¿pero cómo no? Yo era una niña fea con la terrible condena de llamarse Dayanara, sinónimo de belleza.
Detestaba que me preguntaran mi nombre. Cuántas
risitas reprimidas oí, cuántas veces el mismo libreto repetido, la misma broma. Hastiada, solo miraba esas caras ridículas y estúpidas que
todavía esperaban que las felicitara por su presunta originalidad.
—¿Cómo te llamas?
—Dayanara…
—Chica, ¿pero qué te pasó?
O bien: “Con razón Marc Anthony te dejó”, o “Claro,
la versión en negativo”.
Sin embargo, ahora, a punto de cumplir mi mayoría
de edad, cuando tengo la opción de cambiarlo, no lo haré.
Al salir, me dijo: “Has sido hoy mi ángel. Este examen es muy importante y tenía muchas
dudas. No las habría resuelto sin ti. Si no paso esta
clase, pierdo la beca y no puedo darme ese lujo. Me matan en casa”. Y se
fue corriendo, como con miedo de dañar el momento o la amistad que empezaba a
nacer. Sentí un alivio enorme, al saber que no tuvo la oportunidad de decepcionarme
con algún chiste de mal gusto, cuando oigo a la bibliotecaria llamar:
—Clark Kent, encontré otra copia del… ¿Se fue el chico que estaba contigo?
No te imaginas, Clark, cuánto te comprendo. Nos tenemos que volver a ver, porque te lo
tengo que decir.
6 comentarios:
Ah, muy bien, me hiciste reír.
que bueno, Hilda. Nos viene bien un poco de humor, aunque sea una situación difícil para Clark y Dayanara. :-)
Me encanto!! sobre todo la timidez de Clark, jajajaja!
Gracias, Jeannette. Me alegra hayas dejado por aquí tu huella. Un abrazo.
Me encanto... Excelente!
Gracias, Milly. Un abrazo.
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