2 de agosto de 2010

Dios mío, ¡qué solos se quedan los muertos!

Rima LXXIII

Cerraron sus ojos que aún tenía abiertos.
Taparon su cara con un blanco lienzo.
Y unos sollozando, otros en silencio
de la triste alcoba todos se salieron.
La luz que en un vaso ardía en el suelo, 
al muro arrojaba la sombra del lecho.
Y entre aquella sombra veíase a intérvalos
dibujarse rígida  la forma del cuerpo.
Despertaba el día y a su albor primero
con sus mil ruidos despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste de vida y misterio,
de luz y tinieblas, yo pensé un momento:
¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!


De la casa, en hombros, lleváronla al templo
y en una capilla dejaron el féretro.
Allí rodearon sus pálidos restos
de amarillas velas y de paños negros.
Al dar de las ánimas el toque postrero,
acabó una vieja sus últimos rezos.
Cruzó la ancha nave, las puertas gimieron
y el santo recinto quedóse desierto.
De un reloj se oía compasado el péndulo
y de algunos cirios el chisporroteo.
Tan medroso y triste, tan oscuro y yerto
todo se encontraba, que pensé un momento:
¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

De la alta campana la lengua de hierro
le dio volteando su adiós lastimero.
El luto en las ropas, amigos y deudos
cruzaron en fila formando el cortejo.
Del último asilo, oscuro y estrecho
abrió la piqueta el nicho a un extremo.
Allí la acostaron, tapiáronle luego
y con un saludo, despidióse el duelo.
La piqueta al hombro el sepulturero,
cantando entre dientes, se perdió a lo lejos.
La noche se entraba, el sol se había puesto.
Perdido en las sombras, yo pensé un momento:
¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

En las largas noches del helado invierno,
cuando las maderas crujir hace el viento
y azota los vidrios el fuerte aguacero
de la pobre niña a veces me acuerdo.
Allí cae la lluvia con un son eterno,
allí la combate el soplo del cierzo.
Del húmedo muro tendida en el hueco,
¡acaso de frío se hielan sus huesos!
¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es sin espíritu, podredumbre y cieno?
No sé, pero hay algo que explicar no puedo
algo que repugna, 
aunque es fuerza hacerlo
al dejar tan tristes, 
tan solos los muertos.



Gustavo A. Bécquer
Yo me atrevo a añadir... 
¡y qué solos quedamos los vivos
cuando se nos va alguien que amamos!
Titi... voy a extrañarte tanto... tanto...

12 comentarios:

Carmela dijo...

Bello poema de Bécquer !
Fue el primero que aprendí de memoria siendo pequeña.

Tienes razón : Los vivos , a veces nos quedamos solos ... cuando alguien amado se nos muere.
Abrazos!

Siluz dijo...

Cierto, Carmela, es bellísimo.
Gracias por comentar. Un abrazo.

gamar dijo...

Coincido totalmente. Solos quedamos los vivos.
Un beso

Rocío dijo...

♥ Becquer !

Nos quedamos un poco vacios porque parte de nosotros se va con ellos...

Los vivos quedamos con los recuerdos vestidos de nostalgia... recuerdo que mantiene aquellos muertos en un lapsus de vida.

Simplemente lo sobrellevamos...

Cassiopeia dijo...

Siluz querida, Bécquer será Bécquer y la verdad que no duele como tu titi, como mi madre, como los que amamos.

Sinceramente me uno a tu pena.

Un abrazo deseoso de dar consuelo, a sabiendas de que no es suficiente.

Martha Ferrari dijo...

En situaciones así, todo lo que nos ocurre decir...sobra.
Que dicha haber disfrutado a tu lado a un ser tan especial.
Ese tipo de personas cuando parten no dejan un vacío ¡producen un cráter!
Un abrazo grande, muy grande para tí.

Siluz dijo...

Gamar, Rocío, Cassiopea, Martha:

Hay poetas que dicen eso que sentimos, con las palabras justas. Bécquer es uno de ellos. Ese sentimiento de soledad, para vivos y muertos, es tan grande... pero
el recuerdo nos dará fuerza. El compartir esta pena con los amigos la hará más llevadera. Gracias. Es un dolor que todos sufrimos en algún momento y al que nunca nos acostumbramos.
Un abrazo para cada uno, y ¡gracias!

Anónimo dijo...

La inexorable ausencia que provoca la muerte de un ser amado, duele con terrible intensidad y hace llorar el alma, ¡qué abandonados se sienten los deudos!

Anónimo dijo...

Por si alguien le interesa, tijuana in blue tiene una cancion con parte de la letra de este poema.

Que solo se quedan los muertos de su album sembrando el panico.

Anónimo dijo...

Belllo bello

Oma dijo...

Es cierto, solos quedamos nosotros mientras el cielo aguarda el glorioso y feliz reencuentro...

Siluz dijo...

Esa esperanza nos queda... Ojalá sea cierta...