1 de marzo de 2010

Y aún tengo mi guitarra...

Gilberto Aquino Pérez: Mujeres con guitarra

 Y aún tengo mi guitarra

“…si quieres la despierto y empezamos la fiesta
Como cuando la vida nos dio sus veinte años
 que ya no volverán…”
(Alberto Cortez)


Hace mucho que no nos reuníamos a vivir el tiempo.  Durante los últimos años solo habíamos coincidido en actividades teatrales, al visitar a algún amigo en común hospitalizado o para la muerte de un familiar.  Por eso no me sorprendió la llamada telefónica.  “¿Qué tal vernos solo para charlar? Pedimos pizza, cada una aporta una botella de vino y ¡a ponernos al día!”  Dicho en boricua: ¡a beber y chismear! La cita era ineludible.
Hablamos de todo y de todos.  Las que no sabíamos de unos, sabíamos de otros. Y las noticias, rumores y sorpresas le dieron sabor a la noche.  De momento, una de las chicas desempolvó mi guitarra y me preguntó: ¿todavía tocas? Y yo, que llevo sin tocarla casi el tiempo que tengo de no verlas, acaricié aquel instrumento como si fuera otra vieja amiga que se unía a la reunión.
“La patria y la guitarra la llevo en mí,
Una es fuerte y es fiel, la otra un papel.”
Junto a cada canción  regresaba algún recuerdo de esta amistad de cuarenta años. Una relación, que aunque se había visto interrumpida por temporadas, nunca dejó de existir.  Es cierto que  no nos veíamos a diario, como antes, pero no era necesario: sabíamos que estábamos ahí.“Son aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas”
La guitarra atrapaba la música del aire, las notas invisibles coqueteaban a nuestro alrededor.  Había sido nuestra compañera desde que nos conocimos en la universidad.  Comenzaba la década del 70.  Años de revolución, de motines estudiantiles, de huelgas y protestas por la presencia militar en el campus.  Casi niñas, nos encontramos en un enfrentamiento entre estudiantes y policía.  De un lado, macanazos y bombas lacrimógenas; del otro, piedras. “A correr, a correr, todo el mundo a correr. Ahí viene un mister con macana. Me dio y me dio de mala gana”
Fueron muchas las actividades políticas que frecuentamos.  Entonces, llevar camisetas del Che  y cantar canciones de protesta era más una moda que un ideal. “Aprendimos a quererte desde la histórica altura donde el sol de tu bravura le puso un cerco a la muerte”.  ¡Cuánto hemos aprendido desde entonces! ¡Cuánto se han afianzado nuestras creencias y nuestra ideología!
En nuestras mentes se sucedían temas de aquellos tiempos; a cada canción la acompañaba alguna experiencia. Recordamos la ilusión del primer amor, aquel novio prohibido que estaba muy lejos de ser el soñado por nuestros padres. 
“Ese con quien sueña su hija, ese ladrón que os desvalija de su amor, soy yo, señora”. ¡Cuántas horas pasamos entonces al teléfono o nos quedábamos en casa de la amiga, solo para poder hablar de ese príncipe azul que luego supimos estaba muy lejos de serlo!
"Guitarra, suena más bajo que alguien puede oírte
quiero le lleves muy suave todo el amor que yo siento
y nadie debe saberlo".
Incontables las lágrimas que derramamos cuando se rompía el romance y creíamos ser las mujeres más infelices del mundo, cual protagonistas sufridas de telenovelas “Mas hoy, que estoy tan sola y tan cansada de llorar, quiero saber si tú querrías regresar…”  ¡Qué lejos estábamos de pensar que todo era parte de una etapa, que era cierto que el tiempo todo lo cura y hasta llegaríamos a dar gracias por lo que pudo haber sido y no fue!
Llegó el momento de graduarnos.  Tomar decisiones, irse al extranjero en busca de nuevas oportunidades, mudarnos solas, crecer. “¿Qué va a ser de ti lejos de casa? ¿Nena, qué va a ser de ti?”  Yo también me fui del hogar materno; me siguieron mi perra y mi guitarra.  
Tomamos rumbos distintos, formamos nuestras familias, de amigas nos convertimos en comadres y nos alegramos con cada nacimiento, planificado o no. “¿Será varón? ¿Será mujer? Lo que Dios quiera como la primera vez”.
Pretendimos ser tan buenas madres como las nuestras. “Y para no hacer tanto alarde de esa mujer de quien hablo, es linda, mi amiga gaviota, su nombre es mi madre”   Estuvimos juntas al perderlas, sin darnos cuenta que íbamos ocupando sus lugares.  Con cada partida, perdíamos un pedacito de esta adolescencia compartida y adquiríamos la responsabilidad de llenar el vacío que dejaban.
Cuarenta años han pasado desde que nos conocimos. “Yo también nací en el 53, yo también crecí con el yesterday”.  Alegrías, tristezas, ilusiones, frustraciones, pérdidas, ganancias, logros, decepciones. Cambió el siglo y cambiaron nuestras rutinas. Las obligaciones, trabajo, hijos, luchas ocuparon nuestro tiempo.  Mi guitarra permaneció callada en una tablilla. Me acostumbré a verla como un adorno mientras ella esperaba en silencio una caricia.
Hoy me reencontré con mis amigas. Si alguna vez nos enojamos, no me acuerdo.  Tal vez mis memorias ya pasaron un filtro y las desagradables se quedaron en el cedazo.  Lo que sí puedo afirmar es , que esta noche, una guitarra celebraba la vida.  Hoy también ella y yo nos reencontramos.
Sí, amigas, sí, “aún tengo mi guitarra. Si quieren, la despierto y empezamos la fiesta”.  


Elsia Luz Cruz Torruellas
(Siluz)

11 comentarios:

Hilda Vélez Rodríguez dijo...

Ayy es como si yo fuera una de las reencontradas, los 70, la universidad, el Ché , Roy, en mi caso la poesía de Juan Ramón Jiménez, la ideología. Todo.

Siluz dijo...

Estoy segura que alguna vez nos cruzamos. Por eso estuviste en este reencuentro. Gracias, Hilda, por comentar. Un abrazo.

Rocío dijo...

Es cierto que el tiempo nos juega a favor a veces...
Cada cual debe tomar su camino ...
Pero que hermosos son esos reencuentros
Pues al parecer se cruza la línea del
Tiempo se le hace muecas a las canas
se ríe de aquel dolor por desamor
el cual crimos morir...

Es volverse a descubrir y hasta
Entenderse y entender a otros...

Como siempre me trasladas a un tiempo
no vivido...
Cabita

Antigonum Cajan dijo...

La playa
de Vega Baja
y la Mar Chiquita...

Un rinconcito de
ensonhacion...

Ton ton. Saludos
intercontinentales.....

Siluz dijo...

Rocío: Quizás cambian las modas, los estilos pero la amistad que se desarrolla y permanece a través del tiempo y la distancia es igual en todas las épocas. Sé que la conoces porque como yo, le da el valor que merece.
Un abrazo, Cabita

Siluz dijo...

Antigonun: Saludos intercontinentales desde esta costa vegabajeña

Cassiopeia dijo...

¿Aló, aló…? Pasa por casita que tienes una sorpresa… y ¡Besitos de Coco!
http://conviviendoconintruso.blogspot.com/

Siluz dijo...

Gracias, Cassiopeia. Linda sorpresa. Ya prontito hago la tarea para poder aceptar tu premio. Honor que me haces. Besitos de coco también para ti.

Anónimo dijo...

“La patria y la guitarra la llevo en mí, Una es fuerte y es fiel, la otra un papel.” grandisima frase, oye sigue mi blog, yo escribo cuando pienso en voz alta.. saludos.

Olga Cortez Barbera dijo...

Siluz, leo y me identifico. También soy del 53. Hermoso escrito.

Siluz dijo...

Una buena cosecha, esa del 53. Un abrazo, Olga. :-)