Llueve. Es una lluvia constante, tranquila, débil pero consistente. Como si el cielo boricua no pudiera dejar de llorar por lo que ocurre en la isla vecina.
Haití, país hermano olvidado, Antilla ignorada.
Las escenas terribles se repiten, dantescas, inimaginables...
La prensa se ocupa de darnos imágenes que no se irán de nuestras mentes. Vemos el miedo, la desesperanza, la impotencia, el dolor inmortalizados en fotos impresionantes. Como aquella foto de la niña desnuda corriendo presa del pánico tras la explosión nuclear. Como aquella donde el buitre espera la muerte de un niño famélico para saciar su propia hambre. Como esa de la mujer de mirada suplicante esperando el rescate que no llega. ¿Cómo ponerse en la situación de esas personas que están allí, que viven esa desesperante realidad? ¿Para quiénes esto no es una sección del noticiario sino su hoy y su mañana?
Estos choques tan fuertes nos hacen ver lo poco que somos, lo impotente que estamos ante la verdadera dueña del planeta.
Y lo contradictorios que somos. Un país que demandaba ayuda a gritos. Un país que todo el mundo reconoce como el más pobre de América. Un país olvidado por todos... De pronto, descubrimos que existe. En el momento que pareció desaparecer, lo buscamos en el mapa ¿Es que no nos habíamos dado cuenta de la miseria que imperaba, del hambre, del sufrimiento? ¿No estábamos enterados de cómo allí vivían estos hermanos antillanos?
Elco Lao publica en su blog un artículo de Mariano Aguirre y Amélie Gauthier, “Haití frente a grandes desafíos” que data de 2008.
"La gente de Haití dice que el Aeropuerto Toussaint Louverture (nombre del líder de la independencia en 1801) tiene dos puertas: una al paraíso, si se va a salir del país, y otra al infierno si se está llegando. La situación deplorable de las calles, la falta de un sistema de enseñanza pública, 85% de analfabetismo, carencia casi total de sistema de salud, desprotección de la infancia, violencia masiva contra la mujer, la falta de justicia para la mayoría de los ciudadanos, la pobreza profunda de cientos de miles de personas que ganan menos de 2 dólares al día en un país con precios similares a Europa, son algunos datos de esta realidad".
Hay tantas cosas que no puedo comprender... que no quiero pensar... Pero uno deja de creer en la buena fe y las razones humanitarias de naciones poderosas que solo han ayudado a sembrar destrucción y muerte.
Y pasamos la página del periódico o apagamos la computadora y la TV y nuestra vida continúa como si nada...
Hasta que otro golpe nos enfrente a la realidad. Hasta que en algún momento nos toque ser protagonistas.
Mulata, tranquila
Oswar Nieves
Haití... negra mulata antillana
La tierra te tiembla las piernas.
Y tú… te remeneas sin saber lo que pasa.
Se escuchan los gritos y crujidos.
Tu pueblo se sangra,
Mulata, pendiente que te tiemblan las piernas…
Y la pobreza te tiene débil, mi mulata de piernas flacas,
Tranquila que todo ha pasado.
Ahora solo quedan escombros y fe,
Polvo, zombie y una incertidumbre
Que te quita los sueños,
Mulata.
Ahora todos te miran cuando
Siempre te han dado la espalda.
Ahora todos saben dónde queda
La pobreza, el hambre
Y las ganas de vivir.
Ahora todos te ayudan y
Mañana seguirás siendo
la mulata antillana del olvido.
Mulata, tranquila, que tu pueblo se
Levanta entre la sangre y los restos.
El mundo está atento.
Sin saber que tu hambre y pobreza es más fuerte que un 7.2
Sin saber que la barriga de tu pueblo tíembla de hambre
De frío y de esa guerra eterna de fronteras indecisas
Tranquila, mi mulata antillana
Tranquila, mi hermana,
Tranquila, mi Haití, que tu pueblo se levanta.
Tomado de: “Primera Hora” (viernes 15 de enero, pág. 36)
4 comentarios:
Haití, la Antilla olvidada desde siempre.
Ahora nos "rasgamos las vestiduras"
porque tenemos las imágenes bien fresquitas, pero el terremoto es el triste final de una historia muy larga.
No tengo palabras. No hay solución a la vista para esa gente. Paliar la situación que están viviendo no significa mucho. Dentro de unos meses ya nadie se va a acordar de ellos. Igual que antes.
Besos.
AYYY amiga Siluz, Haití, parte del pájaro del que somos un ala. La antilla, la hermana, tierra de nuestra tierra, sol de nuestro sol, sangre de nuestra sangre.
No hay mucho para decir ante tanta tristeza,dificil de olvidar algo asi,ver las caras de esos chicos que se han quedado sin familia,sin casa,sin nada!.Es indudable que la naturaleza esta muy enojada con el hombre.Nos esta pasando la factura.
Besos
Biki
Así es, Fabiana, Hilda y Biki. Las imágenes son mucho más claras que las palabras y ni siquiera se acercan a la terrible realidad.
Sí, la naturaleza nos está cobrando todo el daño que le hemos hecho. Y quizás también recibe un empujoncito ¿inconsciente? para que reaccione.
Y como siempre, sufren víctimas inocentes las consecuencias.
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