8 de agosto de 2009

Jubilación: ¿fatalidad o finalidad?

“De familia puertorriqueña, criada en las calles del Bronx neoyorquino, Sonia Sotomayor, de 55 años, juramentó como la juez número 111 de la Corte Suprema de Estados Unidos, la tercera mujer en ocupar un sillón en toda su historia y la primera hispana”.

La noticia ha emocionado al pueblo puertorriqueño. Es el triunfo de una de sus hijas. Pero quiero plantear su nombramiento desde otro punto de vista.

Sonia Sotomayor tiene 55 años. En Puerto Rico, una persona puede acogerse al retiro a esa edad si ya tiene 30 años en el servicio público. Es más, puede acogerse desde los 50 si sigue aportando cuotas al sistema de retiro hasta cumplir los 55. ¿Por qué una mujer decide enfrentar el juicio de la legislatura estadounidense, las críticas de adversarios, los retos de los casos difíciles que la esperan, y continuar en funciones hasta llegar a los setenta años? ¿No es el sueño de la mayoría de nosotros jubilarnos y disfrutar de esta nueva etapa?

Nacida en el 1954, Sotomayor pertenece a la generación de “baby boomers”. De acuerdo con las estadísticas del US Census Bureau el perfil demográfico de la fuerza de trabajo en Estados Unidos “sufrirá un profundo cambio” cuando esta generación (los nacidos entre 1946 y 1964) llegue a la edad de jubilación pero sean menos los jóvenes que se incorporen al mercado de trabajo. El número de personas con edades comprendidas entre los 55 y los 64 años aumentará en 11 millones entre 2005 y 2025, mientras que el número de personas entre 25 y 54 años aumentará en sólo 5 millones.

Otros datos del Census Bureau muestran que el porcentaje de hombres y mujeres de más de 62 años que trabajan ha aumentado en los últimos 10 años. Según el CSR, en marzo de 2007 el 49% de los hombres entre 62 y 64 años trabajaban, porcentaje que en 1995 era del 43% y en 1990 del 42%. Entre los varones comprendidos entre los 65 y los 69 años de edad, en marzo de 2007 estaban empleados el 33%, mientras en 1995 y 1990 las cifras apenas superaban el 27 y 26% respectivamente. Se pueden observar incrementos similares entre las trabajadoras. El

42% de las mujeres entre 62 y 64 años de edad trabajaban en marzo de 2007, cifra que alcanzaba el 32% en 1995 y el 28% en 1990. Entre las mujeres con edades comprendidas entre los 65 y los 69 años, la cifra es del 26% en marzo de 2007, porcentaje que apenas superaba el 17% en 1995 y 1990.

Según un informe de MetLife, los estadounidenses entre 55 y 70 años de edad permanecen en el mercado de trabajo fundamentalmente por dos motivos: “necesidades financieras y el deseo de seguir estando activo y/o intentar algo nuevo”. Aquellos que tienen ahora entre 60 y 70 y poco años representan “tal vez la última generación lo suficientemente afortunada para disfrutar de un acceso generalizado a las pensiones corporativas y a la Seguridad Social”, añade el informe. “Los empleados de la generación del baby boom que ahora tienen entre 50 y 59 años se enfrentan a un panorama de mayor incertidumbre financiera”.

Sin embargo, creo que hay muchas más razones para la que una persona decida no jubilarse. Puede que los compromisos económicos y la cantidad de dependientes sean las razones de mayor peso, pero también hay motivos de satisfacción personal, retos laborales, metas por alcanzar, compromisos ideológicos. La jubilación es voluntaria en la mayoría de los países entre los sesenta y setenta años. ¿Debe obligarse a una persona a jubilarse si no lo desea? ¿Cuántos jóvenes están esperando paso al mundo laboral en plazas ocupadas por personas de más de 65 años?

Antes la jubilación constituía el final de nuestra vida, en la actualidad se considera el fin por el que se trabaja. La jubilación es considerada por unos como una liberación aunque para otros significa la pérdida del rol funcional. Para estos últimos, la incertidumbre de no saber en qué ocupar el tiempo les lleva, en algunos casos, a problemas psicológicos. Pero puede afirmarse que la mayor parte de los jubilados están satisfechos y se adaptan bien a las nuevas circunstancias.

Cada caso es distinto. Cada individuo tiene sus circunstancias propias; en parte determinadas por su salud física y mental. Cada profesión y ocupación también. Un boxeador, una modelo, un deportista, una gimnasta, es considerado viejo a los 50 años. Cuántas veces escuchamos la frase: "Hay que saber cuando retirarse..."

Sin embargo la experiencia de un juez, dirigente, gobernante, consejero u asesor lo hace merecedor de su cargo. En la antiguedad, la vejez corría de la mano con la sabiduría, los ancianos eran respetados como sabios y sus palabras eran escuchadas con admiración. Todavía ocurre así en algunas disciplinas.

Tomemos como ejemplo la figura del Papa, el más alto puesto al que puede aspirar un sacerdote católico. Preparé esta tabla para comparar las edades entre los últimos diez. Podemos observar que el menor al ser nombrado fue Juan Pablo II y tenía 58 años. Su pontificado duró 27 años: es decir que ejerció hasta los 84. Juan XXIII entró al seminario a los 11 años pero fue nombrado Papa a los 76, el mayor de todos. El papa actual, el primero de este siglo, Benedictino XVI, tenía 68 años al ser seleccionado. No olvidemos que el nombramiento es vitalicio.

Los últimos Papas Católicos

Nombre

Nació:

Nombrado:

Murió:

Edad al ser nombrado

Edad al

morir

Años de pontificado

León XIII

3/1810

2/1878

6/1903

67

93

25

Pío X

6/1835

9/1903

8/1914

67

79

11

Benedictino XV

11/1854

9/1914

1/1922

59

67

8

Pío XI

5/1857

2/1922

2/1939

64

82

17

Pío XII

3/1876

3/1939

10/1958

63

82

19

Juan XXIII

11/1881

10/1958

6/1963

76

81

5

Pablo VI

9/1997

6/1963

8/1978

65

80

15

Juan Pablo I

10/1912

8/1978

9/1978

65

65

1 mes

Juan Pablo II

5/1920

10/1978

4/2005

58

84

27

Benedictino XVI

4/1927

4/2005

-----

68

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--

Jubilarse o no es una decisión personal y está afectada por demasiadas variantes como para hacerla obligatoria a cierta edad en específico. Lo que sí debemos tener en mente es que es menester cerrar capítulos de nuestras vidas. No podemos estacarnos en una etapa, mucho menos si al hacerlo no permitimos que otra persona avance. Alguien abrió nuestro camino, no seamos piedras en el camino del otro. Pero tampoco desechemos las ideas, conocimiento y entusiasmo del empleado mayor. Por el contrario, aprovechemos la oportunidad de aprender de su experiencia "en lugar de arrinconarlos en la historia convertidos en fantasmas con memoria".

Referencias:

http://www.formapyme.com/reportajes/56/0/424/Recursos-Humanos/La-redefinicion-de-la-edad-de-jubilacion-.html

http://www.elergonomista.com/jubilacion.htm

Llegar a viejo

(Joan Manuel Serrat)

3 comentarios:

maria dijo...

Muy interesante Siluz lo que publicaste,me gusto.
Para mi no es una fatalidad,es cumplir una etapa y si se quiere abrir otra,mucho se puede hacer si uno se lo propone.

Aprovecho para preguntarle algo a una persona que firma Anonimo.
Lei un comentario de Anonimo en lo que publicaste sobre "El miedo".
A lo ultimo dice ...

Biki yo tambien pase miedo en el caserón y conozco la necesidad del control.

Da toda la impresion por lo que dijo que esa persona es alguien conocido/a mio.

Pero por todo lo que cuenta en su comentario,no es nadie de mi familia.Quiero dejar claro esto.
Y me gustaria que Anonimo lo aclare tambien el dia que entre al blog,pq supongo que quiso decir..

Biki yo tambien pase miedo en UN caserón y conozco la necesidad del control.

Que hubo un error cuando lo escribio,no era El sino UN.
Es asi Anonimo?,me gustaria que en algun momento dejes en el comentario,la respuesta.Gracias!!jejee

Besos
Biki

Fabiana dijo...

Con la perspectiva de vida actual, cada vez la gente alarga más su periodo de actividad laboral.

Me parece bien, porque trabajar hace que uno se sienta útil y parte de la sociedad. El problema es serio para los más jóvenes que no pueden insertarse en el medio.

Pero felicito a los de la tercera edad que siguen cumpliendo con sus obligaciones laborales.

Besos.

Siluz dijo...

Por eso creo que la jubilación debe ser algo personal por completo. Cada caso es distinto y está afectado por la salud, la forma de ver la vida, los intereses, el ánimo, las metas, las circunstancias individuales de cada persona.
Tanto el empleado joven como el viejo tiene mucho que dar a la sociedad. No desperdiciemos a ninguno de los dos.
Gracias Biki y Fabiana, por siempre comentar. Un abrazo.