9 de julio de 2009

Noche blanca

Pidió a las enfermeras del asilo que lo sacaran al patio. Esperó este momento durante ochenta y nueve años. Por fin regresó. La primera y única vez que la vio fue cuando tenía seis años. Recuerda que con sus hermanos jugaron a la “guerra fría”. ¡Qué noche! Ya ninguno de ellos está aquí para revivirla. ¡Cuánto hubieran disfrutado este momento!

Todos los celulares coreaban la misma noticia. En un ataque de ansiedad, la mayoría de los pasajeros del subte bajó en la próxima estación. Era un momento para estar en la superficie. Imperdonable perderse el espectáculo.


Aún sentían la emoción de haberse conocido tras años de amistad en talleres virtuales. Vieron lo que ocurría a través de los cristales del antiguo teatro, hoy convertido en librería. En las tablillas abandonaron a Borges, Sábato y Cortázar. La realidad superaba la ficción y coronaba de magia la noche del encuentro.

Cubrió con sacos y hojas de periódico todo su cuerpo. No era suficiente. El quicio de la puerta, su refugio de costumbre, no lo guarecía. Intentó contagiarse del júbilo de la gente a su alrededor pero solo podía pensar en el frío. Se durmió sin darse cuenta. No despertó.

Hoy surgió un niño en cada porteño. Los muñecos no se hicieron esperar. Tampoco las batallas. Un sueño hecho realidad. Sin ir al sur. Allí, en casa. Las caras de todos cambiaron de sorpresa a incredulidad, a maravilla, a ilusión infantil.

La albiceleste ondeaba orgullosa. Era el día de la patria. El Obelisco parecía ser el centro de una bola de cristal. No hacía falta darle vuelta para que volaran copos. ¡Hoy nevaba en Buenos Aires!

¿Habrá otro Bardi que inmortalice esta noche?
Siluz

Recordando el 9 de julio de 2007


Un abrazo a todos los amigos argentinos en los momentos difíciles que atraviesan a causa de la gripe A.

7 comentarios:

Fabiana dijo...

Gracias por estar siempre presente entre nosotros, Siluz.

Y gracias por recordar ese día único. Fue una maravilla sin desperdicio.
Para los que vivimos en la Ciudad de Buenos Aires, la nevada fue una especie de bendición. El paisaje blanco era increíble y a pesar del frío, todos estábamos allí en la calle disfrutando.

Me hizo recordar la final del Mundial 78. Claro que en un país muy distinto y yo desde una mirada de tan sólo 10 años.

Pero te cuento que ese invierno fue uno de los más crudos que recuerdo. Y muchos colegios (incluido el de mi hijo) estuvieron sin calefacción hasta el invierno siguiente.

La escenografía cambió, pero la Argentina siguió siendo la misma de siempre.

Un abrazo grande.

biki dijo...

Gracias Siluz por recordarlo,es que ya sos un pedacito de nosotros,siempre lo considere asi,al ver lo mucho que queres a la Argentina,a nuestro Buenos Aires!.

Es algo que siempre llevaras en tu corazon,ya que parte de tu vida la dejaste aqui,tu hijo,tu nieta.
Y eso me hace ser un poco interesada,ya que algun dia cuando vengas a visitarlos,nos vamos a ver una vez mas o muchas veces mas jejeje.

Que no me entere que estas en Buenos Aires y no me digas nada ehhhh jajajaa es broma.
Nos espera siempre un buen vinito y una charla larga!!

Besos
Biki

©Claudia Isabel dijo...

ayyy amiga! que lindo recuerdo...tengo fotos de mis niños jugando en el parque de casa, hermoso!
gracias por acompañarnos en estos momentos terribles.
Un abrazo inmenso

Siluz dijo...

Fabiana:
¿Cómo olvidarlo? Yo tampoco nunca había visto nevar y compartir ese momento con toda una ciudad fue emocionante.

Biki:
Y con el nieto que me llegará en octubre, tendré otro lazo más con tu ciudad. Espero nos veamos pronto. Nos debemos esa copita de vino.

Claudia:
Hay momentos que nunca se olvidan. Estaba con Martha en el Ateneo y cuando salimos nos encontramos con la sorpresa.

Un abrazo a las tres y ¡cuídense mucho! ¡Feliz día!

maria dijo...

Siluz!!! no sabia nada que vas a tener otro nieto!! y argentino! jajaja,mas a mi favor!
FELICIDADES!!

Besos
Biki

Hilda Vélez Rodríguez dijo...

Excelente retrato de un momento único.

Siluz dijo...

Gracias, Hilda. Tuve el privilegio de estar allí. Pensaba que yo era la única que nunca había visto nevar. No sabía que la mayoría de los porteños tampoco.