5 de julio de 2008

Máscaras de sal

“Debe haber algo extrañamente sagrado en la sal:
esta en nuestras lágrimas
y en el mar”.
Khalil Gibrán

A mis hijos


El ser humano siempre se ha sentido atraído por las máscaras. Presentes en los rituales de la mayoría de los pueblos, éstas han tenido funciones sociales, religiosas y culturales. Hay la creencia de que el portador adquiere las propiedades de lo que representa y hasta que le transfiere su fuerza y energía vital.
Desde los cultos dionisíacos, los actores griegos ocultaron el rostro tras una máscara. Era parte de su transformación y le otorgaba las características propias del personaje que interpretaría.
Los materiales para su realización han variado según la época, la región, el pueblo, el propósito, el significado. Se han confeccionado en barro, madera, fibras vegetales, pieles, plumas, hueso, telas, metales, piedras.


Tres hermanos teatreros se han dado a la tarea de construir las suyas. Naturales de Vega Baja, un pueblo cuya playa es de las más hermosas de Puerto Rico, fueron criados entre tablas y luces, viendo y haciendo teatro, respirando teatro, amando el teatro. Sus máscaras solo pueden ser de sal marina, obtenida de las aguas del océano Atlántico el cual baña la costa norte de la isla.

Los antiguos declaraban que la sal era inmaculada pues provenía de las dos cosas más puras en el mundo: el sol y el mar. Los alquimistas la consideraban el quinto elemento: fuego, agua, tierra, aire y sal. En la Biblia se hacen alusiones a que los escogidos son “la sal de la tierra”. Es símbolo de pacto, de alianza, de amistad. Se considera indestructible, purificadora, incorruptible.
El teatro ha sido, es y será la sal de sus vidas. Tienen el compromiso de sazonar las de los demás. Han atado un lazo inquebrantable entre ellos, los amigos, colaboradores y con el público.

A subir a escena portando“Máscaras de sal”. Han dado ya la tercera llamada...



Elsia

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermoso mami!!!!! Gracias por todo!!!!! Que maravilla es compartir el escenario con nuestros propios hermanos. Que maravilla es que nos hayas transmitido todo este amor al teatro!!!

Maritza