Las palmas contemplan erguidas a las olas. Están sorprendidas. Un mar siempre calmo hoy está bravo. ¿Qué pudo irritarlo tanto? Alguna tormenta en el norte lo hizo estallar.
Las gaviotas y pelícanos tratan de descubrir el misterio. Solo reciben gruñidos; la marejada se estrella contra la roca. Ni ella es capaz de aplacarla. Una columna gigantesca se eleva.
Las olas revientan rabiosas en espuma y agua. Algo ha despertado la ira del gigante manso.Cual elefante furioso, pierde su acostumbrado sosiego y deja constancia de su fuerza y poder.
Hasta el más paciente elemento se harta de la injusticia, del abuso, del maltrato.
Algo muy grave lo ha hecho reaccionar.
Parece gritar: ¡basta! ¡no puedo más!
Pero tras ese desahogo, volverá a ser el de siempre.
Perdonará.
Olvidará.
¡Qué pena que tú y yo no seamos mar!
Siluz
5 comentarios:
Cuanto poder encierra el mar!! Hermoso.
Hola:
He entrado en tu casa de sueños y en tu casa de vida. Esas fotos del mar, insuperables. Gracias. No pude ver la marejada enfurecida, tu me la mostraste. EL cuento del mar, es una vivencia que también yo comparto. Nací y viví mi infancia frente al mar. Mi abuela no dejaba que entráramos en invierno porque los "peces" están en la orilla. Y si, las aguavivas, aparecían, muertas, por decenas en la orilla. Y si pican endiabladamente.
Un abrazo
Hilda
Me encanta...
Y esa última frase ....
¡Qué pena que tú y yo no seamos mar!
Ufffffffff....
Ya había venido a leer el post, pero por ciertos afanas no había podido dejar el comentario.
Besos y bendición ♥ ♫
¡Pero que bien te ha quedado esto! Excelente. Nada, que dicen que el mar es sordo y más insensible que un dios. Hay un poema de Neruda que lo describe muy bien. Yo lo miro desde lejito...y si me acerco es par mojarme las manos...ja-ja
Va el poema del chileno;
ABRAZOS
H
Mar
Aquí en la isla
el mar
y cuánto mar
se sale de sí mismo
a cada rato,
dice que sí, que no,
que no, que no, que no,
dice que si, en azul,
en espuma, en galope,
dice que no, que no.
No puede estarse quieto,
me llamo mar, repite
pegando en una piedra
sin lograr convencerla,
Neruda..
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