29 de febrero de 2008

JUAN SALVADOR GAVIOTA

"Gaviota, gaviota, vals del equilibrio,
cadencia increíble, llamada en el hombro.
Gaviota, gaviota, blancura de lirio,
aire y bailarina, gaviota de asombro".
Silvio Rodríguez
Juan Salvador Gaviota
de Richard Bach
(Fragmento)

Amanecía, y el nuevo sol pintaba de oro las ondas de un mar tranquilo. Chapoteaba un pesquero a un kilómetro de la costa cuando, de pronto, rasgó el aire la voz llamando a la Bandada de la Comida y una multitud de mil gaviotas se aglomeró para regatear y luchar por cada pizca de comida. Comenzaba otro día de ajetreos. Pero alejado y solitario, más allá de barcas y playas, está practicando Juan Salvador Gaviota. A treinta metros de altura, bajó sus pies palmeados, alzó su pico, y se esforzó por mantener en sus alas esa dolorosa y difícil posición requerida para lograr un vuelo pausado. Aminoró su velocidad hasta que el viento no fue mas que un susurro en su cara, hasta que el océano pareció detenerse allá abajo. Entornó los ojos en feroz concentración, contuvo el aliento, forzó aquella torsión un... sólo... centímetro.. más... Encrespáronse sus plumas, se atascó y cayó. Las gaviotas, como es bien sabido, nunca se atascan, nunca se detienen. Detenerse en medio del vuelo es para ellas vergüenza, y es deshonor. Pero Juan Salvador Gaviota, sin avergonzarse, y al extender otra vez sus alas en aquella temblorosa y ardua torsión -parando, parando, y atascándose de nuevo-, no era un pájaro cualquiera. La mayoría de las gaviotas no se molesta en aprender sino las normas de vuelo más elementales: como ir y volver entre playa y comida. Para la mayoría de las gaviotas, no es volar lo que importa, sino comer. Para esta gaviota, sin embargo, no era comer lo que le importaba, sino volar. Más que nada en el mundo, Juan Salvador Gaviota amaba volar.

Juan Salvador, tengo tanto que aprender. Juan Salvador, enséñame a no rendirme, a tratar siempre; a cuando falle , volver a intentarlo, sin verguenza, sin desánimo. Yo también quiero alzar vuelo, contigo cruzar el firmamento y nunca detenerme. Como tú quiero amar quién quiero ser y lograr lo que quiero hacer. Siempre seguir "un centímetro más". Juan Salvador, no me dejes, ¡espérame!

Siluz

fotos en La Guancha (PR) y Lago Nahuel Huapi (Arg)

1 comentario:

José Miguel dijo...

Hermoso libro llenos de imágenes y palabras de excelencia.

Saludos.