26 de marzo de 2011

Del patio al plato

"El que siembra, cosecha".

 «Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento». Y decía: «Quien tenga oídos para oír, que oiga» (Marcos 4, 1-9)




Me preguntaba Azucena, una gran amiga mexicana si las fotos que había colocado en facebook eran de papaya verde. Y me comentó que ella siempre la habia comido madura, con azúcar o limón. 
Como considero que es una delicia comerla verde en álmibar, y como es tan fácil prepararla, comparto esta receta que aprendí haciéndola. 
Cada vez que hago un dulce, riego las semillas.  Recuerdo la parábola del sembrador, no siempre se dan.. pero cuando se dan ¡¡¡ hay postre casero al otro día!!!  Y se improvisa, probando.. para que quede al gusto de cada cual.
Solo tienes que picar la papaya verde (lechoza) en trozos de alrededor de una pulgada.  Echar los trozos en agua con bicarbonato o polvo de hornear y dejarlos ahí, si es posible durante la noche. Luego se cuela, y se ponen, tapados,  a fuego moderado, sin agua, solo con bastante azúcar.  (Bastante, bastante...a esta papaya yo le eché todo un paquete de 2 lbs.  Si tienes azúcar morena, mejor) A la media hora, cuando ya los trozos empiezan a ablandar y los más finos se van poniendo transparentes, los cubro con canela.  (Lo prefiero a echarle rajas de canela, pero es cuestión de gusto).  Se destapan y se dejan a fuego moderado, hasta que el álmibar espese.  Ya listos, se enfrían en la nevera.  Es sabroso servirlo con queso, para contrarrestar el dulce del postre.

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