29 de junio de 2009

"Cruel impacto": en el Teatro América

Excelente presentación de obra teatral en el América
Por Thomas Jimmy Rosario Martínez
Ayer viernes se marcó una importante fecha en la historia del arte dramático en Vega Baja al subir a escena la obra "Cruel Impacto",escrita por la vegabajeña Maritza B. Ramírez Cruz, dirigida por su hermano Noel Ernesto y actuada por un elenco de actores de excelente desempeño.
La pieza, presentada en el antiguo Teatro América y que previamente había estado en el Centro de Bellas Artes, tiene un tema de actualidad, un "reality show", en el que se desencadenan las distintas emociones, interioridades y expresiones de la naturaleza humana y una crítica expresa a la hipocresía de sus creadores y participantes.
Las situaciones, por lo ridículas y exageradas, como son en la misma vida real, llegan a ser hilarantes y reminiscentes de lo que uno ha visto en "Objetivo Fama" y otros espectáculos de esa naturaleza. Pero mas aún, involucra el efecto social de un evento manipulado con la participación oportunista dentro de la trama de la más importante figura del estado, "La Presidenta", encarnada con mucha gracia, soltura y dramatismo por la veterana educadora Elsia Cruz Torruellas, madre de la autora y el director de la obra.
Aunque no llenó la sala posiblemente por poca propaganda y ser época de verano, la obra recibió elogios de los presentes por su creatividad, profesionalismo y desempeño de sus actores. A nuestro juicio, la administración municipal y los ciudadanos locales tienen en esta empresa "Máscaras de Sal", productora de "Cruel Impacto", un recurso importante local "de grandes ligas" con el cual contar y patrocinar en el futuro para el entretenimiento
y para presentar buena cultura a los vegabajeños. Esta compañía, que es muy respetada en los círculos del "expertise" teatral a nivel de todo Puerto Rico, tiene un gran futuro.
Precisamenteme al final, su Director, en un tono optimista, proclamó haber alcanzado su meta de presentar la obra en Vega Baja, por el orgullo de llegar al lugar de sus raíces, a pesar de las dificultades y sacrificio que conlleva mover todo un elenco y escenario hasta nuestra ciudad.

Gracias, Jimmy, por este artículo en el diario de nuestra ciudad.

20 de junio de 2009

El instante en que tuve un padre


"Su árbol estaba torcido siempre. Un árbol deforme.
Las ramas de la izquierda tenían cartelitos con nombres y apellidos,
las de la derecha no las dibujaba.
Su árbol parecía caerse hacia la izquierda,
porque no tenía ramas a la derecha".
Graciela Alemis

Siempre supe que nací gracias a una reconciliación. Una contentura de poco tiempo. Mis padres se divorciaron cuando apenas tenía cuatro meses. Alguien se encargó de decirme que entre mi hermana y yo, quienes tan solo nos llevamos once meses, había una medio hermana. Que en total éramos seis… siete... ¡no sé bien! mayores y menores.  De éstos, solo he conocido a uno que, por esas cosas de la vida, se dedicó también a las bellas artes. El lado derecho de mi árbol genealógico estuvo por siempre vacío y éste se acostumbró a estar torcido.
Llamaba "Papi" a mi abuelo, tronco de los Torruellas. Esa era la figura paterna en casa. Mi abuelo Juan, nacido en Matanzas, Cuba, en el 1880. De su vida anterior no supe mucho. Solo conocí a dos medio hermanos menores, nacidos en Puerto Rico y residentes en Nueva York, ambos de apellido Luna. Con certeza, pocos datos: trabajó en el ferrocarril en San Juan y fue presidente de la unión, en el 1919 se casó con mi abuela, doce años menor que él, vivieron en Santurce, Puerto Rico hasta los años 50 cuando construyeron la casa familiar de Río Piedras, fue católico práctico y en su vejez, eterno acompañante de mi madre. No podré olvidar tres cicatrices de vacunas en sus brazos las cuales siempre creí eran las marcas de los dedos de una bruja quien al capturarlo, lo apretó tan fuerte hasta dejarlo marcado. Tampoco el olor de su cigarro, infaltable en las tardes cuando se sentaba a mecerse en su sillón en el amplio balcón frente a la puerta de entrada. Dejó como recuerdo: una verja construida con granadas huecas, remanentes de la segunda guerra mundial y un semáforo de la antigua vía del tren que aún se enciende, en la esquina de la casa.
Mi abuelito me duró muy poco. A mis diez años descubrí una enfermedad temible llamada cáncer y éste sería el primer amor de muchos otros que me arrebataría a lo largo de mi vida.
Un día de Acción de Gracias, pasados mis treinta años y madre ya tres veces, nos reuniríamos como de costumbre en la casa familiar. Al llegar, me pareció raro aquel auto desconocido y en el balcón, unas personas a quienes nunca había visto. Era obvio: me esperaban no sé si porque temían mi reacción o no querían perderse mi cara.
Solo he tenido en dos ocasiones esa sensación tan desconcertante. La segunda fue cuando me avisaron de la gravedad de mi madre. Al llegar pude observar, a través de las ramas del árbol de acerolas, rostros largos esperándome en ese mismo balcón. Ya era muy tarde. Pero esa es otra historia.
De momento vi a un hombre alto, de barba bien cuidada, pelo lacio y abundante, más canoso que negro, a quien los años no le restaban elegancia ni fortaleza. Estaba recostado de la pared del pasillo, sostenido de un bastón el cual en lugar de hacerlo lucir débil o enfermo le daba un aire distinguido. Me dio la mano y sentí cómo temblaba. Entonces oí una voz, creo que la de mi hermana, diciéndome: es tu papá. Terminé el saludo por no ser descortés, una sonrisa intentó escaparse antes que yo y huí a refugiarme en el cuarto de mi infancia. Por alguna extraña razón no pude dejar de llorar, ni esa noche ni muchas otras. Me pareció un golpe bajo, nadie me preguntó si yo quería verlo, nadie pidió mi opinión. Si nunca tuvo ningún interés en verme, ¿por qué de momento la vida me lo ponía enfrente?, ¿para qué ahora?
Me dieron muchas respuestas; no las entendí o quizás ni las escuché. Solo una hoy me parece lógica, pasados ya tantos años. Yo era la única de sus hijos sin conocer y no quería morirse sin hacerlo.

Fue la primera y la única vez que nos vimos. Meses después alguien me comento: tu padre falleció.
Se equivocaba. Mi padre había muerto hace muchos años. Mi padre fue aquel que esperaba cada tarde el autobús a la salida de la escuela, el que iba con una sombrilla junto a mí para que no me mojara por miedo a mi asma, el que me hacía cuentos a la hora del almuerzo, el que jugaba conmigo y me dejaba acompañarlo en sus caminatas por el barrio. Ese es al único que recuerdo, a mi abuelo, mi Papi.
Elsia L. Cruz Torruellas
21 de junio de 2009 - Día de los Padres

9 de junio de 2009

Tengo miedo

Al enfrentarnos a un peligro, sea real o imaginario, presente o futuro, individual o colectivo, reaccionamos con mayor o menor intensidad en una forma instintiva.  Esa emoción inevitable ante una amenaza la llamamos miedo y no es exclusiva del ser humano.

Puede ser un mecanismo de defensa y provocar una respuesta rápida y apropiada ante una situación adversa.  Además, no es siempre involuntaria.  A veces la provocamos y lo raro, es que la disfrutamos.  Por eso, hacemos bromas que pueden ser de mal gusto o hasta peligrosas. Nos divierte asustarnos unos a otros, provocarle al otro un grito o un brinco.  Vemos películas de vampiros, de monstruos, diabólicas, de desastres naturales o sobrenaturales.  Mientras más nos asusta, más nos entretiene.  Extraño sentimiento, ¿no?

Hay muchos miedos menores que no afectan nuestra calidad de vida.  Así le tenemos miedo a las cucarachas, a las serpientes, a los truenos. Pero hay otros miedos que sí pueden ser limitantes: miedo a las alturas, a estar encerrado, a la oscuridad. Una persona puede dominar a otra por el miedo, un pueblo puede ser controlado por un régimen de terror. 
En tiempos de crisis como los que vivimos, muchas situaciones pueden hacernos pasar del miedo a la desesperación.  Por eso aumentan las quiebras, los divorcios, las peleas y maltratos, los suicidios. Tenemos miedo a quedarnos sin trabajo, a no poder proteger a nuestros hijos, a no poder pagar las deudas, a perder la casa, a fallarle a nuestra familia. 
Tememos al dentista, a los aviones, al calentamiento global, a los ladrones, a los políticos, a la vejez, a las malas noticias, al que dirán, al infierno, a los terremotos, al cáncer, al ridículo, a sufrir, a arriesgarnos.  Decía Paulo Coelho que "solo una cosa vuelve a un sueño imposible: el miedo a fracasar". 
"Es el tiempo del miedo"asegura Eduardo Galeano.  Y añade: Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo. Miedo a los ladrones, miedo a la policía. Miedo a la puerta sin cerradura, al tiempo sin relojes, al niño sin televisión, miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al día sin pastillas para despertar. Miedo a la multitud, miedo a la soledad, miedo a lo que fue y a lo que puede ser, miedo de morir, miedo de vivir". (Patas arriba. La escuela del mundo al revés) 
Quise hablar del miedo.  Porque le tengo miedo a mi miedo… y al tuyo.  
Temo que alguien  lo dijo mejor que yo.




Miedo


Miedo de ver una patrulla policial detenerse frente a la casa.
Miedo de quedarme dormido durante la noche.
Miedo de no poder dormir.
Miedo de que el pasado regrese.
Miedo de que el presente tome vuelo.
Miedo del teléfono que suena en el silencio de la noche muerta.
Miedo a las tormentas eléctricas.
Miedo de la mujer de servicio que tiene una cicatriz en la mejilla.
Miedo a los perros aunque me digan que no muerden.
¡Miedo a la ansiedad!
Miedo a tener que identificar el cuerpo de un amigo muerto.
Miedo de quedarme sin dinero.
Miedo de tener mucho, aunque sea difícil de creer.
Miedo a los perfiles psicológicos.
Miedo a llegar tarde y de llegar antes que cualquiera.
Miedo a ver la escritura de mis hijos en la cubierta de un sobre.
Miedo a verlos morir antes que yo, y me sienta culpable.
Miedo a tener que vivir con mi madre durante su vejez, y la mía.
Miedo a la confusión.
Miedo a que este día termine con una nota triste.
Miedo a despertarme y ver que te has ido.
Miedo a no amar y miedo a no amar demasiado.
Miedo a que lo que ame sea letal para aquellos que amo.
Miedo a la muerte.
Miedo a vivir demasiado tiempo.
Miedo a la muerte.
Ya dije eso.


Raymond Carver
 (1939-1988)

6 de junio de 2009

Todo Puerto Rico por Puerto Rico: ¡el pueblo dijo presente!


La Coalición “Todo Puerto Rico por Puerto Rico"

convoca a todo al pueblo a una

marcha-asamblea de pueblo

que se realizará el

viernes 5 de junio,

desde las 11:00 a.m.  

La marcha partirá desde el Puente Dos Hermanos 

en la entrada a la isleta de Viejo San Juan y concluirá con una 

Asamblea de Pueblo 

frente al Capitolio. 



La Coalición convocó:

y denunció:

*La Ley 7 y los despidos

*Las medidas de privatización mediante las llamadas Alianzas
Público Privadas (APP)

*Las enmiendas a la Ley de Cierre

*La Nueva Ley de Permisos (proyectos 880 y 1649 de la Cámara)

*Medidas contra el Colegio de Abogados

*Medidas que afectan las diez comunidades que componen el Caño
Martín Peña

*Los Recortes a la Cultura: al Instituto de Cultura Puertorriqueña,
al Centro de Bellas Artes de Santurce, la Corporación de Cine, WIPR,
el Conservatorio de Música, la Escuela de Artes Plásticas y la
Corporación de las Artes Musicales



¡y el pueblo respondió!

Allí se dieron cita puertorriqueños preocupados por su patria: niños, estudiantes, obreros, profesionales, amas de casa, artistas, escritores, padres con sus hijos, desempleados, arqueólogos, cooperativistas, maestros, unionados, líderes comunitarios, periodistas, empleados públicos, organizaciones culturales, políticos, religiosos.


Hubo un derroche de creatividad expresiva: títeres y cabezudos, teatreros en zancos, taínos, banderines, camisetas de todos colores, insignias, globos.  Cada cartelón que portaban los manifestantes era más original que el anterior, algunos verdaderas obras artísticas. Y arropándonos a todos, un cielo de banderas monoestrelladas.

Los actores René Monclova e Ineabelle Colón leyeron un documento que provocaba reacciones entre los oyentes.  

A la mínima mención del nombre de Fortuño el pueblo abucheaba y gritaba “pá fuera".  A las propuestas y exigencias respondía con aplausos y expresiones de apoyo. Al concluir la lectura, el documento fue aprobado por unanimidad. 

En el manifiesto se exige al Gobernador que se detenga la censaría de miles de empleados públicos, que se derogue la Ley 7 que viabiliza las cesantías y que se restituyan los derechos adquieridos a través de los convenios colectivos.  Se condenó además la privatización de los servicios públicos y la concesión de privilegios a los sectores de mayor poder adquisitivo.  

Se acordó que si el gobierno insiste en los despidos y las alianzas con la empresa privada, se multiplicarán las protestas en todos los municipios de la isla, en los centros de trabajo, en las escuelas y universidades, en las iglesias, en cada comunidad y rincón del país. 

El trabajo no termina aquí; por el contrario comienza avivado con la fuerza de la unidad del pueblo. Un pueblo que se tiró a la calle. Un pueblo que está de pie.  Un pueblo alerta y dispuesto a luchar.

"De pie, cantar
que vamos a triunfar.
Avanzan ya
banderas de unidad.

Y tú vendrás
marchando junto a mí
y así verás
tu canto y tu bandera florecer,
la luz de un rojo amanecer
anuncia ya la vida que vendrá.

De pie, luchar
el pueblo va a triunfar".

(Fragmento - Quilapayún)

Allí también estuvimos los blogueros.  Gracias, Hilda, por identificarte.  Un abrazo solidario.

1 de junio de 2009

Blog adentro: pase usted


No conozco a Judy García Allende.  Solo sé, por sus palabras, que es  "editora, lectora, escritora por deleite innegable, madre de dos hijas incansables (3 y 17 años), esposa de un rumbero, seguidora no solo de las letras sino también de la pintura, la música y el rico baile caribeño".  

Aclaro, no la conozco en persona.  Sin embargo,hemos coincidido en talleres literarios virtuales y compartido experiencias literarias.  Un día descubrimos que somos compueblanas y tenemos preocupaciones e intereses afines. 
En la revista "En sentido figurado" de la que es coeditora, nace en este número de junio una sección que ha llamado Blog adentro: pase usted. 

En la introducción, Judy describe en pocas palabras la maravilla de los blogs:  
"unas páginas electrónicas que llevan un sello propio y saben a libertad total.  Su publicación no depende de la suerte, tampoco del caudal económico.  Este sitio web o bitácora –término validado en español– recoge desde anécdotas, cartas, testimonios muy personales, poemas, cuentos, artículos, noticias, denuncias, crónicas, reflexiones, imágenes  y todo aquello que su autor desee compartir.  Un simple teclado, un monitor  y el deseo de divulgación, unido a la poderosísima herramienta de Internet han bastado para construir y propagar el fascinante mundo del blog, alternativa real para los que gustan la lectura y la escritura en formas muy diversas".
 
Me hace además, el inmenso honor, de escoger mi blog y recomendarlo.

"Una de estas blogueras, natural de Vega Baja, pueblo de la costa norte de Puerto Rico, aceptó compartir con nosotros la experiencia de su blog.  Elsia Luz Cruz Torruellas, mejor conocida como Siluz en el ámbito literario, nos contó cómo un buen día se sintió cómoda  Escribiendo en voz alta y compartiéndolo con los demás".

Gracias, Judy, por pensar en mí.
Gracias por escucharme cuando escribo en voz alta.