23 de octubre de 2008

Vidas y máscaras

“La vida es un tránsito;
el mundo es una sala de espectáculos;
el hombre entra en ella, mira y sale.”
Demócrates


El camino es largo pero tienes que andarlo. Se te mezclan formas, colores, presencias, vivencias, siluetas, rostros. Todo parece familiar; sin embargo, nada ni nadie es conocido. Imágenes y sonidos asoman y se desvanecen. Han dado la primera llamada.

Recuerdas estar en una plaza rodeada de columnas. Varios hombres disfrazados recitan y bailan sobre un carromato. Uno de ellos te entrega una máscara. La colocas en tu rostro. Sabes que eres la misma persona pero simulas ser otra. Él habla y tú respondes. Oyes vítores, aplausos. Tras el triste antifaz, eres feliz. Has encontrado tu destino.

Prosigues la ruta. Observas. Reconoces la historia pero en esta ocasión no es real. No te hallas en un monte sino en el atrio de una iglesia. Te asombra la majestuosidad del templo. Afuera, un gentío. Una vez más lo crucifican. Eres uno de ellos.

De pronto, ves tu imagen en uno de los espejos del gran salón. Usas una peluca enorme, un traje vistoso, encajes, adornos. Recibes atenciones, tienes criados que te sirven. Te consideras preciosa pero no ridícula. Todos a tu alrededor son similares; sus ropas, expresiones y ademanes. Asisten a un espectáculo, oyes sus carcajadas. No se dan cuenta que son ustedes mismos los representados. Han dado la segunda llamada.

Eres arrestado en medio de la noche. Cerca de ti, un joven en silencio. La luz te permite ver su cara. “Esa luna, esa luna” es cómplice del asesinato. “La luna deja un cuchillo abandonado en el aire, que siendo acecho de plomo quiere ser dolor de sangre”. Te horrorizas cuando cae con un tiro en la espalda. ¡Qué importa ahora que el próximo disparo vaya dirigido a la tuya! Lloras al poeta.


Nadas. Luchas. Temes salir del túnel que te aprisiona y a la vez te protege. Pierdes las máscaras; la alegre, la triste. Ya no las ves pero las sientes, sabes que no escaparás de ellas. Caen sobre ti el aire, la luz y los ruidos. Han dado la tercera llamada.

Te cargas de energía. Lloras. Sientes sus brazos en tu cuerpo recién nacido. Reconoces sus ojos. Le corresponde ahora ser tu madre. Olvidas.
Una vez más, abre el telón.



Elsai Luz Cruz torruellas
(Siluz)
Octubre 2008

7 comentarios:

Elco Lao dijo...

Siluz:

La vida es un parto... Por eso es que creo que la mujer es quien mejor la conoce...

Elco...

Don Segundo dijo...

La mujer es vida y da vida.

Linda foto.

Salud

Siluz dijo...

Elco y don Segundo:
En esta función he tenido el privilegio de ser mujer, y poder dar vida.
¿Quién sabe que otras máscaras hemos utilizado?
Gracias por su visita y por comentar. Un abrazo,
Siluz

Fabiana dijo...

Eso es la vida. Ni más ni menos.
Buen fin de semana Siluz.

Siluz dijo...

Y hay que vivirla, Fabiana, a plenitud. Para que en cada una, estemos más cerca de la perfección. Buen finde también para ti.

Gladys Ivette Vélez dijo...

Buscando fotos de Mar Chiquita me tope con su blog. No hay casualidades pues es maravilloso. La felicito, por su diseno y escritos. Creo que deberia ir a los blogfesores 2009 que se celebrara en Mayaguez. Mas adelante le informo la fecha por si le interesa. Gracias por sus hermosas aportaciones.

Siluz dijo...

Gladys:
Gracias a ti por tu visita y por comentar. Sí, me gustaría más información sobre lo que mencionas. Algo había oido pero no estoy segura de qué se trata. El año pasado asístí a un congreso de literatura virtual también en Mayagüez. Fue una linda experiencia. Un abrazo desde mi playa a la tuya.