15 de septiembre de 2007

Basquencuentro

Entre el deporte y la literatura

Mucha gente me ha comentado que no les cuadra que una persona que le gusta tanto leer y escribir se apasione por el deporte, sobretodo por el baloncesto. No creo que una cosa impida la otra sino que hasta ambas aficiones pueden unirse. Para muestra, basta un botón.


Basquencuentro
Siluz


Arroyo se prepara, tira de tres y.. ¡encesta! La ventaja es para Puerto Rico: 21-18”

La imagen era frecuente: el televisor en el patio y toda mi familia alrededor para ver el partido de baloncesto. Un evento crucial: la oportunidad de la isla para participar en las Olimpiadas estaba en juego: tenían que ganarle a Canadá. Entre picadera y cervezas , los gritos de mis tíos eran descomunales cada vez que uno de “los doce magníficos” anotaba.

“El rebote es para Peter John, la pasa a Barea, la recibe Ayuso, tira y.. ¡encesta!”

Cualquier partido era una excusa para que se reunieran todos. La abuela seguía con ahínco cualquier partido de béisbol, pelea de boxeo y hasta competencias de natación o pista y campo. Pero se desvivía por el básquet. Fueran Juegos Centroamericanos, del Caribe, Panamericanos, Mundiales, Olímpicos, del Sistema Solar, de la Vía Láctea o más allá, ¡no importa!
Allí estaba ella para vitorear al equipo nacional.

“Terminada la primera mitad, los boricuas se van al camerino con solo un punto de ventaja”

En el intermedio, la familia se dispuso a comentar estrategias, a criticar árbitros, a sentar jugadores, a activar a otros, a dirigir a distancia. Yo me disfrutaba toda aquella efervescencia pues la emoción colectiva era tanta, cual si ninguno de nosotros fuera a sobrevivir si Puerto Rico perdía esa noche.

Fue entonces que lo vimos. Entre la pasión por el básquet y el bullicio, nadie había advertido la presencia de ese hombre. De unos seis pies de altura y unos setenta años, no era conocido de ninguno de nosotros .

—El tercer parcial es fatídico. Ahí se nos acaba la gasolina —comentaba la abuela cuando sus ojos se toparon con los de aquel hombre. La vimos enmudecer y de momento exclamó—: ¡Felipe! —El hombre no se movió, pensé que temía acercarse, vi que sus manos temblaban y la voz se le quebró cuando dijo—: ¡Rosa!

¿Rosa? A Abuela siempre la llamábamos la abuela, aún los que no eran sus nietos, pero que yo supiera su nombre era Blanca. Seguro que aquel desconocido la confundía con alguien. Pero ¡no! Dio varios pasos hacia él, ademán que le dio valor para acercarse y fundirse ambos en un largo abrazo. Y al mirarse no se vieron pues los dos tenían la vista nublada en lágrimas.

“Puerto Rico termina el tercer parcial con una cómoda ventaja de 58-43”

Los seguí al balcón. La atención de mis tíos y mis primos volvió al partido. La voz del narrador dominaba sobre la algarabía reinante. Mi abuela ya no lo escuchaba. Jamás la vi separarse de un juego antes.

—Tantos años, Felipe. Es increíble que estés aquí.
—Más de cincuenta años, Rosa. Lo sé. Supe que habías enviudado y...
—Te fuiste entonces. Querías jugar baloncesto en Estados Unidos. Desapareciste. Nunca supe más de ti.
—No tuve suerte. La vida me llevó por otros rumbos. Al principio me fue mal, Rosa, muy mal. Años después me enteré que te casaste y ya no tenía sentido regresar.

“Jugada de tres puntos de David Thomas de Canadá acerca el marcador 66-61”

La familia estaba histérica. Puerto Rico desperdició una ventaja que llegó a ser de diecinueve puntos. ¡ No era posible una derrota! La abuela seguía ajena a todo. Los vi perderse en la oscuridad. Ya no pude escuchar sus palabras pero lo que no oí lo imaginé.

“¡Se acabó el juego! 72-66: ¡victoria para Puerto Rico!”

Expresiones de júbilo estremecieron el aire. Canadá nos hizo pasar un buen susto cuando ya creíamos el juego decidido. Una velada inolvidable, sin duda. Esa noche descubrí que el nombre completo de mi abuela era Blanca Rosa. Que pude haber tenido un abuelo llamado Felipe. Y que el partido no termina hasta que llega el segundo final. Tampoco la vida.


Elsia Luz Cruz Torruellas
13 de septiembre de 2007


Publicado en "Ser abuelo" Relatos 3 (Antología - Literando's 2008)

2 comentarios:

Anabel dijo...

Entiendo perfectamnte que te apasione el deporte del baloncesto. Yo llevo un disgusto tremendo porque España perdió ante Rusia la finas del Eurobasket. Todos hemos llorado lágrimas de plata.

Un beso, amiga

Anabel

Rocío dijo...

Entonces yo soy rara también.

A mi me gusta leer...
Me gusta el futbol [ese que los gringos llaman de otra forma]
Me gusta el baloncesto
Me gusta la pelota

Pero nunca he practicado ninguno de los antes mencionados...

Un abrazo...