9 de agosto de 2007

Llamadas urgentes

Llamadas urgentes
Siluz

Guillermo había salido con más tragos en la cabeza de los que estaba acostumbrado. Ni las súplicas de su madre para que permaneciera en casa lo detuvieron. Tomó las llaves de su motora y sin mirar atrás, arrancó.

Emilio se retiró a descansar a su habitación. Sus riñones ya no respondían, los tratamientos eran largos y la espera se prolongaba. Con cada anochecer se extinguía una esperanza.

Dos llamadas rompieron la paz de la madrugada:

—Es necesario que venga al hospital. Su hijo ha sufrido un accidente.

—Es necesario que venga al hospital. Llegó un donante.

Cerca de la sala de operaciones, una madre ruega por la recuperación de su hijo. Mientras otra, en la morgue, se enfrenta al dolor de reconocer el cadáver del suyo.

1 comentario:

Rocío dijo...

Corto
Presiso
sin dejar de ser tan, pero tan real....

Se me hizo un nudo en la garganta...