
Sabía de memoria muchas de sus canciones y le gritaba en silencio: “me gusta todo de ti”. Admiraba al Serrat rebelde, de pelo largo, mirada pícara y sonrisa hermosa que nos ilusionaba con poema de amor y su “porque te quiero a ti, porque te quiero...” Quizás no lo comprendía como lo hago hoy, las palomas también se equivocan. A pesar de que hemos envejecido juntos, ya él proclamaba “¿dónde, dónde fue mi niñez?” y yo todavía me sentía muy cercana a ella. Fue sin querer, me fijé en el Serrat hombre, en el artista, luego en el pensador y poeta. Canté “golpe a golpe, verso a verso” cada vez que mi calle se vistió de fiesta y soñé conocer un día el Mediterráneo. Me gustó cuando decía “ara que tinc vint anys”. Lo amé cuando dijo: “fa vint anys que tinc vint anys” y lo admiré cuando pudo decir: “hace veinte años que dije que hace veinte años tuve veinte años”.
Sus canciones me acompañaron en muchas de las etapas de mi vida, en los momentos más tristes, en los más felices. Escucho a Serrat cuando estoy nerviosa, melancólica, deprimida, ansiosa, pero también cuando estoy contenta, optimista, esperanzada, tranquila.
Me identifiqué con Lucía, llegué a creer que era caprichoso el azar y a tener fe en que hoy puede ser un gran día y mañana también. Me he visto entre un hola y un adiós, estoy convencida de que la vida te la dan pero no te la regalan y que de vez en cuando nos besa en la boca.
Pasé por la niñez imitando a mi hermana y lloré cuando se fue de casa por primera vez. Sé que a menudo los hijos se nos parecen, y también les pregunté ¿qué va a ser de ti lejos de casa?” cuando empezaron a abandonar el nido. Tuve que ponerme un vestido viejo y de reojo en el espejo hacer marcha atrás para recordar que también tuve un sueño en la piel.
Hoy que comprendo que todos llevamos un viejo encima, que he andado muchos caminos, que las pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosa me siguen haciendo llorar y que continúo luchando para la libertad, hoy me declaro serratiana eterna. Mi corazón se echa a volar como un cometa cuando escucho la voz del músico pariendo música... bendita música...
Serrat, eres único. Yo no sé que sería de mí sin ti.
Serrat, eres.... ¡Serrat!
Siluz
Ignacio Copani y Serrat: