En estos días, a través de facebook, recibí de una querida amiga esta imagen con
la cita de Séneca: "Nadie ama a su patria porque es grande, sino porque es
suya". Y sé que es cierto, no la amamos
por su extensión territorial, ni por sus logros, ni por sus atributos
naturales, ni por su clima, sino por ser nuestra.
Entonces, quiere decir que no hay elección, ¿amamos la patria porque fue
la que nos tocó? ¿Cuál es en realidad
nuestra patria?
Son muchas las definiciones que se han dado de la
palabra “patria”. Quizás es, junto a
Dios y amor, una de las voces más difíciles de explicar, pues es mucho más
que un concepto. Implica pasado y futuro, raíces y destino, cultura y
tradiciones, sentimientos, creencias e ideología. Decir que se refiere al “sitio donde se nace”
es muy limitante, pues la patria, más que separarnos por fronteras, debe unirnos como humanidad.
Nadie mejor que un poeta para tratar de expresar
el verdadero sentido de la patria. El
español Ventura Ruiz Aguilera decía: “La
Patria se siente, no tiene palabras, que claro la expliquen las lenguas humanas”.
Tal vez sea Julia Prilutzky Farny, ucraniana nacionalizada argentina, quien
define, de la forma más sencilla y certera, el significado de patria.
Se nace en cualquier parte.
Es el misterio - es el primer misterio inapelable-,
pero se ama una tierra como propia
y se quiere volver a sus entrañas.
Allí donde partir es imposible,
donde permanecer es necesario,
donde el barro es más fuerte
que el deseo de seguir caminando,
donde las manos caen bruscamente
y estar arrodillado es el descanso,
donde se mira al cielo con soberbia
desesperada y áspera,
donde nunca se está del todo solo,
donde cualquier umbral es la morada.
Donde se quiere arar. Y dar un hijo.
Y se quiere morir, está la Patria.
Algunos, como recurso, prefirieron analizar lo que no es la patria para
llegar a lo que sí es. El argentino
Leopoldo Marechal, en su poema Descubrimiento de la patria afirmaba
que:
La Patria no ha de ser para nosotros
una madre de pechos reventones;
ni tampoco una hermana paralela en el tiempo
de la flor y la fruta;
ni siquiera una novia que nos pide la sangre
de un clavel o una herida…
La
Patria no ha de ser para nosotros
nada más que una hija y un miedo inevitable,
es un dolor que se lleva en el costado
El mejor ejemplo de esto es el poema ¿Qué es la patria?… preguntaste del
paraguayo Chester Swann.
¿Qué es la patria? preguntaste
con candorosa inocencia
-Hijo mío, no es la patria
himno, escudo ni bandera
Tampoco patria es un mapa
O un pedazo del planeta
La patria es algo sin nombre
que se lleva dondequiera.
Patria no son uniformes
de una horda de soldados.
Tampoco son las fronteras
con que nos tienen rodeados.
No es la patria, hijo mío
ésa gigantesca hacienda
de adiposos estancieros
engordados con prebendas.
Tampoco es patria, esa historia
que nos mienten en la escuela.
Ni esos decretos firmados
por brutos analfabestias
¿Y qué es la patria entonces?
has insistido, hijo amado.
Espera que te lo aclare
en un romance cuadrado.
Patria no es esa estancia
gerenciada por tiranos.
Tampoco es un pasaporte
que se vende por centavos.
Tampoco es esa bandera
que nos guía a la batalla
para matar a tu hermano
por orden de los canallas.
La patria es justicia, es paz.
Es el lugar donde habito
es una tierra sin mal
aunque gobierne un maldito
Es el límite impreciso
entre tú y los demás.
Y sobre todas las cosas,
conciencia de libertad.
La patria no tiene dueño
Ni es propiedad privada
Es de todos y es de nadie
Como el aire y como el agua.
No es carroña de gerentes
ni cuartel de pistoleros
donde cobardes con armas
someten a los más buenos.
No es la presa de rapiña
de políticos protervos
Ni es el cofre sin fondo
de los bancos extranjeros.
La patria es algo inherente
que llevamos allí dentro
y respira con nosotros
aquí o en el mundo entero.
Patria es rosa sin espinas
y jardín frágil y bello
Es cristal del agua clara
Y tierna como hembra en celo
Es suspiro de azahares
por las estrellas del cielo
Es órbita interminable
que viaja en el firmamento.
La patria, hijo mío, es todo
el mundo que nos alberga
Compatriotas nuestros son
Los hermanos de la Tierra.
La patria es el ancho orbe
La redondez del planeta
Con todos los animales
Y plantas que nos alientan.
La patria es madre amorosa
Es carne, piel y madera
Es rescoldo sempiterno
de pretéritas hogueras.
Es verde de los paisajes
Es azul claro del cielo
Es agua clara del río
Y poncho de los arrieros.
Tal vez por ahora estemos
tan cortos de entendimiento
y busquemos separarnos
cercando nuestros linderos.
Pero vendrán otros tiempos
De honda solidaridad
En que nuestra patria sea
La Tierra… y la humanidad.
Igual pensaba el poeta cubano José Martí cuando decía “Patria es
humanidad”, cita que usó como epígrafe Mario Benedetti en su poema:
La manzana es un manzano
y el manzano es un vitral,
el vitral es un ensueño
y el ensueño un ojalá,
ojalá siembra futuro
y el futuro es un imán,
el imán es una patria,
patria es humanidad
El dolor es un ensayo
de la muerte que vendrá
y la muerte es el motivo
de nacer y continuar,
y nacer es un atajo
que conduce hasta el azar,
los azares son mi patria,
patria es humanidad
Mi memoria son tus ojos
y tus ojos son mi paz,
mi paz es la de los otros
y no sé si la querrán,
esos otros y nosotros
y los otros muchos más,
todos somos una patria,
patria es humanidad.
Una mesa es una casa
y la casa un ventanal,
las ventanas tienen nubes
pero sólo en el cristal
el cristal empaña el cielo
cuando el cielo es de verdad,
la verdad es una patria,
patria es humanidad
Yo con mis manos de hueso,
vos con tu vientre de pan,
yo con mi germen de gloria,
vos con tu tierra feraz,
vos con tus pechos boreales,
yo con mi caricia austral,
inventamos una patria,
patria es humanidad.
Jorge Luis Borges decía: “Nadie es la patria, ni siquiera los
símbolos... ni siquiera el tiempo… Nadie es la patria, pero todos lo somos” y Benedetti reafirmaba que “Quizá
mi única noción de patria sea esta urgencia de decir Nosotros; quizá mi única
noción de patria sea este regreso al propio
desconcierto”.
Y será este desconcierto, el que nos haga preguntarnos unos a otros cuál
es mi patria. Para José Martí: “Nuestra patria es una, empieza en el Río
Grande, y va a parar en los montes fangosos de la Patagonia”. Si
pensamos que la República del Río Grande existió en Norteamérica entre las
fronteras de la República de Texas y la República Mexicana y que la Patagonia
es la punta más remota de la América del Sur, podemos deducir que a pesar de que
nos separen las banderas, nos une la historia y la cultura.
Entonces, ¿reconoceremos
nuestra patria? Según el dominicano Pedro Mir:
Si alguien quiere saber cuál es mi patria
no la busque,
no pregunte por ella.
Siga el rastro goteante por el mapa
y su efigie de patas imperfectas.
No pregunte si viene del rocío
o si tiene espirales en las piedras
o si tiene sabor ultramarino
o si el clima le huele en primavera.
No la busque ni alargue las pupilas.
No pregunte por ella.
(¡Tanto arrojo en la lucha irremediable
y aún no hay quien lo sepa!
¡Tanto acero y fulgor de resistir
y aún no hay quien lo vea!)
No, no la busque.
Si alguien quiere saber cuál es mi patria,
no pregunte por ella.
No quiera saber si hay bosques, trinos,
penínsulas muchísimas y ajenas,
o si hay cuatro cadenas de montañas,
todas derechas,
o si hay varios destinos de bahías
y todas extranjeras.
Siga el rastro goteando por la brisa
y allí donde la sombra se presenta,
donde el tiempo castiga y desmorona,
ya no la busque,
no pregunte por ella.
Su propia sangre, su órbita querida,
su instantáneo chispazo de presencia,
su funeral de risa y de sonrisa,
su potrero de espaldas indirectas,
su puño de silencio en cada boca,
su borbotón de ira en cada mueca,
sus manos enguatadas en la fábrica y
sus pies descalzos en la carretera,
las largas cicatrices que le bajan
como antiguos riachuelos, su siniestra
figura de mujer
obligada a parir
con cada coz que busca su cadera
para echar una fila de habitantes
listos para la rueda,
todo dirá de pronto dónde existe
una patria moderna.
Dónde habrá que buscar y qué pregunta
se solicita. Porque apenas
surge la realidad y se apresura
una pregunta, ya está la respuesta.
No, no la busque.
Tendría que pelear por ella…