“...en la noche de San Juan,
cómo comparten su pan,
su mujer y su gabán,gentes de cien mil raleas”.Fiesta – J.M. Serrat
cómo comparten su pan,
su mujer y su gabán,gentes de cien mil raleas”.Fiesta – J.M. Serrat
No sé si porque mi abuelo se llamaba Juan o porque pasé toda mi niñez y adolescencia en San Juan de Puerto Rico o porque para mi familia cualquier excusa era buena ocasión para ir a la playa, la víspera de la noche de San Juan fue y sigue siendo de especial significado para mí.
Recuerdo que nos íbamos desde temprano en la tarde. Mi abuela llevaba una olla de arroz con pollo, Mami todos sus bártulos para hacer una buena caseta y guarecernos de la lluvia que esperábamos no cayera, los tíos preparaban la fogata para espantar los espíritus (y los mimes, mosquitos y otros insectos) y los niños corríamos al mar según pisábamos la arena. A las doce era preciso tirarse de espaldas para sacarnos de encima todo lo malo. Tres veces.
Aprendí desde joven que era una noche única, mágica. Escuché innumerables rituales, algunos de los cuales practiqué. Recuerdo que una vez puse bajo mi almohada tres habichuelas -he oído que también puede hacerse con ajos- una, con cáscara, otra, a medio pelar y otra pelada por completo. En la mañana se sacaba una sin mirar y según la tradición, así sería el status económico del futuro marido. Por supuesto, escogí la pelada. Esto no falla. También puse un papelito con tres nombres de pretendientes. Tenía que buscar uno en la mañana y ese se convertiría en mi prometido. Me salió el más guapo de todos, el que más me gustaba... y con el que no me casé.
Hay unos rituales que no tuve la oportunidad de hacer o no me atreví. Eso de mirarse a las doce en el espejo y ver en la imagen reflejada su destino suena algo escalofriante. Para otros, hay que tener mucha imaginación. Tiré una clara de huevo en un vaso pero no vi ni barcos ni ataúdes (¡menos mal!) ni trajes de novia. Seguí viendo una asquerosa clara de huevo pasada por agua. Tampoco me corté el pelo en la noche de San Juan (rara vez lo he hecho en toda mi vida) pero eso no ha sido razón para tener mala suerte.
Felicidades en su santo a Juan Noel, Juan Arturo y a todos los que llevan este nombre (y sus derivados) en esta tierra de Juanes.
Y si esta noche ves una estrella fugaz cruzando el cielo es un beso que partió desde esta costa de Vega Baja y quiere alcanzar a mi abuelo Juan allá en su morada eterna.
Y si esta noche ves una estrella fugaz cruzando el cielo es un beso que partió desde esta costa de Vega Baja y quiere alcanzar a mi abuelo Juan allá en su morada eterna.
Siluz
No dejes de ver este anuncio de Ace que retrata nuestra tradición sanjuanera, tradición que no borra la distancia ni el tiempo...Esta noche es víspera de San Juan. Una vez más ¡al mar! De espaldas. Hoy las aguas están bendecidas por el Bautista. Hoy todos los ríos y mares llevan una gota del Jordán. ¡A prender las fogatas! El fuego hoy es divino y purificador.
¡A seguir la tradición! ¿Para alejar lo malo y atraer la buena suerte? Que va, para pasarla bien. Son costumbres que tienen que pasar de mis abuelos a mis nietos. Que somos boricuas y es San Juan nuestro patrono!
Que linda tradición esta de festejar con rituales, con fantasías "La noche de San Juan"
ResponderBorrarUn español me contó que se puede hacer un hechizo; que se trata de escribir en una hoja de hiedra el nombre de la persona amada y ponerlo bajo la almohada, para conseguir su cariño, jajaja...que lindo que alguien lo haga, y escriba nuestro nombre, no?
Te dejo un beso y abrazo enorme.
Es raro pero soy de playa, tengo un abuelo llamado Juan pero no tengo recuerdos de la noche de San Juan. ¿Sería que allá en Guayanilla no se celebraba?
ResponderBorrarSí, Claudia. Pueden parecer tonterías o cursilerías, pero a nadie le amarga un poco de romanticismo... ¿verdad?
ResponderBorrarBesos en este otro día de San Juan.
Puede ser eso, que en el sur no se celebrara igual. Yo me crié en San Juan, pero ya llevo casi cuarenta años en Vega Baja, y por lo menos, acá no hay diferencia.
ResponderBorrarMira, coincidimos en un abuelo Juan.
Gracias por comentar, amiga.