Hay personas que calan hondo en nuestras vidas, que por un motivo u otro nunca olvidamos. Hay rostros que podemos reconocer aunque hayan cambiado con el paso de los años . Hay amigos a los que no vemos en mucho tiempo pero que al volverlos a encontrar, es como si los hubieras visto ayer.En Internet hay millones de formas de hacer nuevos amigos, de “conocer” gente de diferentes países del mundo, de todas las creencias y de diversas edades. Entre esos medios, he encontrado una herramienta ideal y efectiva, no para hacer nuevos amigos (¡lo que es fabuloso!) sino para reencontrar aquellos que un día fueron significativos en mi vida. O yo en la de ellos. Me refiero a excompañeros de escuela, excompañeros de trabajo, ex vecinos, ex estudiantes...a tantos ex que se van acumulando a lo largo de los años.
Cuando llega ese temido y esperado día en que nos alejamos de nuestra escuela superior, de los compañeros con los que hemos compartido tantos años y experiencias, juramos que nunca nos alejaremos. “Te recordaré siempre”, “no te olvidaré”, son frases escritas en los dorsos de las fotos que repartimos. Y luego, sin poder evitarlo, cada uno escoge su sendero, y los caminos que corrían paralelos, se van por diferentes rumbos y se pierden en el tiempo y el espacio.
Llega nueva gente a nuestra vida, estudiantes universitarios, compañeros de hospedaje, compañeros de trabajo. Crece la familia, nos emparejamos, nos convertimos en padres, tíos, cuñados, suegros, abuelos. Conocemos clientes, pacientes, alumnos, colegas, jefes, subalternos. Nuestros círculos se amplían , se mezclan, se disuelven o desaparecen.
Se ha dicho mucho sobre facebook. Ha sido juzgado antes y después de ser analizado, por gente que lo usa y por gente que no lo conoce, por personas que
desconfían y otros que les dedican horas. Como todo, tiene su lado bueno y su lado malo. Puede ser una herramienta útil o un arma de doble filo. Puede ser un instrumento social o una invasión a la privacidad. Aún así, a Facebook le debo haberme reencontrado con compañeros de escuela de los que no sabía desde que nos graduamos en el 1970. Me he comunicado con alumnos a los que le di clase a lo largo de treinta años en la Escuela superior de Vega Baja. He tenido noticias de muchos de ellos, cosa que no creo hubiera sucedido de otra manera. Algunos están fuera de Puerto Rico, otros en diversos puntos de la isla, algunos no recuerdo sus nombres pero sí sus caras. Compartir fotos de aquella época nos ayuda a recordar. Y como sabemos, recordar es revivir. Me entristece enterarme de sucesos desagradables o del fallecimiento de alguno, pero ¡qué lindo ver a la mayoría convertidos en padres y adultos responsables! ¡Cuánto orgullo siento al saber qué no me han olvidado!Hacer un nuevo amigo es una maravilla. Recuperar a un viejo amigo es un milagro.
Teatreros de la Lino: http://www.facebook.com/group.php?gid=21228997176




Sin lugar a dudas, cada escritor o aspirante a serlo, podría preguntarse lo mismo. Quizás no solo por qué escribimos, sino por qué nos lanzamos en paracaídas, por que “surfeamos”, por qué nos tatuamos el cuerpo, por qué escalamos el Everest, por qué hacemos teatro, por qué competimos en deportes, por qué componemos. La lista de preguntas es interminable.




